Ya es el décimo año que se celebra el mercadillo de Navidad de
Santa Eulària. Una combinación de gastronomía, artesanía y
espectáculos bajo la carpa que se anima sobre todo en los días
festivos y en fines de semana y que abrió ayer por la mañana sus
puertas con coca, bebida, patatas fritas y bunyols gratis para
todos.
Amelia Costales está detrás de la organización desde los inicios
hace una década y asegura que cada vez se ha ido a más. Ayer por la
mañana todavía no estaba demasiado animado, pero según Costales «la
cosa mejora cuando los niños tienen vacaciones en el cole». En uno
de los puestos están las integrantes del coro Cantorum, que desde
hace días venden salsa de nada por litros. Habían cocinado 200 y
ayer por la mañana sólo les quedaban unos quince. «Sobre todo ha
comprado gente ibicenca, a la que debido a la configuración de las
cocinas actuales, les cuesta mucho hacer este tipo de postre»,
explica Isabel, una de las mujeres que atiende el puesto, que
avanza que el día 26 en la «III Trobada de Cors parroquials», que
reúne a las corales del norte de la isla, ofrecerán una degustación
gratuita a los asistentes.
Monika Krämer es otra de las vendedoras de este mercadillo de
Navidad. Elabora en directo ornamentación navideña con ramas de
pino y es la primera vez que participa en esta iniciativa. Otra de
las novedades es un puesto de bolsos, zapatos y cinturones, hechos
a partir de la piel de carpincho, una especie de nutria originaria
de Argentina, que según asegura su vendedor, Iván San Martín, es la
primera vez que se comercializa en la isla. En la mañana de ayer
también se pudo ver por la zona a Papá Noel, que repartió caramelos
a unos niños entre asustados y sorprendidos. También hubo teatro
con el Show de Coleta y Nitro. C. R.
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