Precisamente, algunos de los vecinos atribuyen a estas emisiones problemas de salud, por lo que han iniciado una nueva campaña para tratar de forzar su desmantelamiento. A una de las vecinas más jóvenes, que prefiere no desvelar su nombre, le extirparon un tumor a principios de año. Ahora le ha aparecido otro. Ni ella, que no llega a los 30 años, ni nadie de su familia tienen antecedentes similares, por lo que apunta a las antenas ilegales, que se orientan hacia su dormitorio, como una de las posibles causas. Esta joven ha remitido recientemente un escrito al Consell en el que solicita su intervención y en el que pone de manifiesto que estas antenas suponen «un riesgo para la salud».

Su madre también padece dolores de cabeza con frecuencia. No es un caso único. Otra vecina, Antonia, asegura que desde hace un tiempo también sufre dolor de cabeza y de huesos, aunque reconoce que «no se puede demostrar» que sea por culpa de las emisiones electromagnéticas. «Unos médicos dicen que sí, y otros que no», apunta Antonia, que explica que su cuñado, que también vive junto a las antenas, está «fatal» desde hace dos años pese a que se trata de un hombre fuerte de 50 años. Antonia ha preguntado a su médico si sus jaquecas pueden atribuirse a las antenas, pero apunta que no ha sacado nada en claro.

Nieves, otra de las vecinas del barrio, señala que no se puede demostrar el posible riesgo para la salud de las personas, pero que está «muy molesta y fastidiada» por la negativa de Retevisión Móvil S.A. a desmontarla, pese a la orden dada por el Ayuntamiento de Santa Eulària, que en noviembre de 2001 acordó la retirada de todas las antenas instaladas sin licencia. Retevisión Móvil S.A. interpuso un contencioso administrativo contra el decreto de alcaldía, pero el juez del Juzgado de lo Contencioso número 2 de Palma dio la razón al Consistorio.