Varios centenares de personas participaron ayer a la diada reivindicativa organizada por la Plataforma «Eivissa al límit» y la Plataforma «No volem autopistes» en el párking de Gesa, que se prolongó hasta bien entrada la noche. >«En Eivissa se respira corrupción. Aquí las leyes se adaptan a los especuladores, a los negocios de los poderosos», señalaron el cantautor ibicenco Joan Murenu y el cantante catalán Gerard Quintana, responsables de la lectura del manifiesto. En el aparcamiento, repleto de pancartas con lemas como «No volem autopistes» o «Diners per a Matutes, fam per als eivissencs», se pudieron escuchar críticas hacia las instituciones responsables de los proyectos de las carreteras de Eivissa: «El Consell Insular, el Govern balear y el señor Abel Matutes, que es quien realmente gobierna esta isla sin que nadie le haya votado desde hace años, tienen que escuchar el clamor de la sociedad. Que dejen ya su enfermiza ambición económica que tanto nos perjudica», indicaba el manifiesto. Asimismo, el documento, también arremetía contra las administraciones locales de los distintos municipios gobernados por el Partido Popular: «En Eivissa, da lo mismo que caigan las casas en Sa Caixota, que la mafia blanquee dinero negro con proyectos inmobiliarios, que se construyan urbanizaciones ilegales con la complicidad de los ayuntamientos, que se destruya nuestro patrimonio cultura o que algún alcalde tape agujeros de su negocio particular con asfalto de una planta ilegal».

Un sinfín de grupos de música y cantautores animaron a lo largo de todo el día la fiesta, e incluso el integrante del grupo ibicenco UC, Joan Murenu, hizo una versión dedicada a la consellera de Vies i Obres, Stella Matutes. En el mismo aparcamiento, los más pequeños también pudieron disfrutar con juegos de lo más creativo. Entre ellos, lograr derribar unas latas con las caras de responsables políticos como el presidente del Govern balear, Jaume Matas, el presidente del Consell, Pere Palau, el conseller de Patrimoni, Joan Marí Tur, entre otros. Una gran pizarra recogía los mensajes improvisados de los asistentes, el más curioso el de una niña de siete años en el que reflejaba su rechazo a los proyectos de carreteras de Eivissa porque «van a romper mi casa».