Coches modificados de tal forma que es casi imposible averiguar a qué marca y modelo pertenecen. Una competición por ver quién es el más original y habilidoso a la hora de cambiarle el aspecto a su vehículo. Piezas que dan formas inverosímiles, carrocerías bajadas hasta tal punto que parece que el automóvil vuela sobre la carretera en lugar de rodar, luces de neón y sistemas de sonido para equipar maleteros y que los convierte en discotecas ambulantes. Se trata detunning, un fenómeno que desde hace algunos años triunfa en zonas como Valencia y Catalunya y que cada vez tiene más adeptos en Eivissa. Hasta tal punto que los próximos días 22 y 23 de octubre tendrá lugar el I Tunning Festival de la isla. El parking del Casino es el lugar elegido para que casi una centena de personas expongan sus vehículos y disfruten en compañía de otros con los que comparten afición para intercambiar experiencias. El recinto será toda una exposición de esta práctica en la que no faltará el aspecto competitivo: según Christian Lorenzo y Roberto Gutiérrez, directores de la asociación Autofusión IBZ Tunning y organizadores del evento, habrá unos 40 trofeos con los que se premiará desde al automóvil mejor tuneado hasta aquel cuyo equipo de sonido tenga mayor potencia. Además, los 60 ó 70 coches que asistirán según tiene previsto la organización, harán un recorrido por las calles de la ciudad para dar a conocer este fenómeno. «Además de reunirnos, lo que pretendemos es tantear cómo funciona el mundo tunning en Eivissa, porque aunque sabemos que hay gente no conocemos exactamente el número», explica Christian.

Etunning se explica como la personalización de un vehículo por parte de su propietario. Modificaciones que a veces se basan en un par de detalles y algunos euros de gasto, pero que otras alcanzan verdaderas fortunas: «Hay cosas espectaculares, como aquellos que le ponen al coche hasta más de 10 monitores en su interior. Otros son tan originales que se podría decir que no tiene precio», señala Roberto.

A pesar de los pocos habitantes que tiene la isla y sus limitaciones geográficas, Christian y Lorenzo confían en que cada vez sean más los que se unan la tendencia.I. Muñoz