Un grupo de estudiantes en su vuelta a las aulas, en el curso 2004-05.

La Conselleria d'Educació calcula que comenzarán las clases 10.167 alumnos de infantil y primaria de Eivissa y Formentera el próximo miércoles. En los centros secundarios de las Pitiüses, con un comienzo escalonado a partir del jueves, el número de alumnos será de 4.728 en educación secundaria obligatoria, 1.224 de Bachillerato y 710 de Formación Profesional.

La escolarización de infantil y primaria ha aumentado este curso escolar al superar los 10.000 alumnos pero se mantiene el número global de 17.000 alumnos de enseñanzas regladas. Sin embargo, esta cifra puede aumentar ya que no se ha sumado las peticiones de escolarización extraordinaria de secundaria este verano.

Desde la Delegación d'Educació se espera un buen comienzo de curso que asume «con tranquilidad» la delegada de Educación, Pilar Marí, tal y como manifestaba ayer a este medio. Una opinión que no comparten los sindicatos que aseguran, como es el caso de Toni Cicerol de Comisiones Obreras, que no sólo no se cubren las bajas previsibles de la plantilla, sino que faltan profesores de los equipo de apoyo. «Ha habido un recorte. Hay una queja generalizada en los centros de que no se dispone de suficiente plantilla», afirma Cicerol. Pere Lomas, del STEI-i, asegura que faltan siete plazas por cubrir en los centros de primaria. Lomas asegura que la Conselleria «se ahorra dinero en la contratación del personal, no se entiende que si aumenta la población escolar se mantenga el mismo personal». Según los datos de laFederación de Enseñanza de UGT faltan aún profesores en los colegios de Cas Serres, Vara de Rey, Sant Rafel, Santa Gertrudis, Santa Gertrudis, Santa Eulària , Can Misses y Can Cantó.

Las aulas saturadas, ya con 25 alumnos por clase, es otro de los motivos de preocupación. Cicerol hace hincapié en el tramo de infantil, «que está abandonado». En Es Vedrá, hay clases con 29 alumnos. «Blanca Dona está como el año pasado. No han notado la diferencia pese a la apertura de S'Olivera», apunta Menchu Novejarque, de UGT.