Desde que quedó deshabitada en los años noventa la degradación de sa Colomina es cada vez más evidente, a pesar del intento de protegerla en la pasada legislatura y de la voluntad de rehabilitarla del Ayuntamiento de Eivissa. Esta casa pagesa que data del siglo XIX, actualmente propiedad de la administración municipal, se encuentra en un estado lamentable. Los numerosos graffitis que adornan sus paredes, ennegrecidas por los incendios que se han originado en su interior a lo largo de estos años, y la basura que rebosa por el balcón de la fachada principal son algunos de los signos más claros de la situación de abandono que sufre el inmueble.

La Policía Local ha intervenido ya en varias ocasiones para desalojar de okupas la vivienda y los servicios sociales también han visitado el lugar, según afirmó ayer el Ayuntamiento de Eivissa, que considera que el problema no tendrá solución definitiva hasta que se pueda llevar a cabo la rehabilitación de la casa, como está previsto dentro del proyecto de construcción del edificio que albergará la futura estación de autobuses de sa Colomina. La corporación recuerda que desde que se colocó la primera piedra en abril de este año, las obras están paralizadas debido a que todavía no se ha obtenido el permiso necesario de la Conselleria balear de Transports , una documentación que se está pendiente de recibir desde mediados de julio.

Por su parte, la Conselleria insular de Patrimonio no ha descartado todavía la posibilidad de declarar el inmueble Bien Catalogado, a pesar de que el año pasado dejó caducar el expediente de protección de la casa, que inició la máxima institución pitiusa en 2002 con el gobierno del Pacte. El conseller de Patrimoni, Joan Marí Tur, aseguró ayer que «se está estudiando si merece la pena protegerlo, aunque es algo dudoso visto el estado de abandono en el que lo tiene el Ayuntamiento, es una vergüenza y una ruina».

El Consistorio todavía no ha determinado el uso que le dará al inmueble una vez recuperado. Se barajan las opciones de convertirlo en un restaurante de cocina tradicional ibicenca o en una sala de exposiciones.