Socorristas en el puesto de Platja d'en Bossa, una de las zonas que más trabajo requiere para los servicios de salvamento.
Foto: PAULA PALOMARES

Peligros serios como rescates de personas atrapadas en las corrientes de mar. Problemas habituales como curaciones de heridas realizadas por animales marinos. Patologías súbitas de bañistas que sufren enfermedades graves y que se manifiestan durante su tranquilo día de playa. Situaciones insólitas como la de parejas teniendo sexo en el mar y en la playa, o preguntas imposibles como si hay pulpos o cuántas medusas hay en el mar.

La lista de situaciones a las que se enfrentan los 60 socorristas de la Cruz Roja en sus jornadas diarias de vigilancia en 27 playas pitiusas podría continuar si no estuvieran allí para prevenir y si hace falta, curar.

«En los días de viento, entre Eivissa y Formentera estamos haciendo una media de tres a cinco salvamentos al día» señala el coordinador de los socorristas de la Cruz Roja, Lucas Delbon, que destaca las 'corrientes de resaca' como los peligros o problemas más graves que pueden poner en riesgo la vida de un bañista: «Estas corrientes formadas por el viento lo que hacen es retornar el agua de las olas al mar. Entonces cuando la gente entra en una de esas zonas de corrientes siente que el mar le lleva hacia adentro. Y al intentar nadar hacia la playa comienza a cansarse y ahí es cuando el problema se complica».

Según el coordinador de la Cruz Roja, la función principal del socorrista en ese sentido es prevenir o evitar que la gente se meta en la zona donde está la corriente, poner la bandera amarilla para señalizar un peligro e indicar por medio del silbato o por megáfono, dónde sí y dónde no se pueden bañar.

Los otros problemas con los que cada día se encuentran los socorristas son los habituales y pequeños accidentes que aunque sean de menor gravedad se producen en más cantidad: «Son las heridas o tropiezos con rocas, muy difíciles de prever, y luego también el tema de las picaduras de animales marinos además de las insolaciones».

«Luego hay una serie de accidentes que también dependen de las personas, y que son las llamadas patologías súbitas como puede ser una parada cardíaca que igual le podría dar en otro sitio. Pero por la cantidad de gente que hay se eleva el riesgo y con él las posibilidades de que alguno de ellos sufra algún problema de este tipo».

El día a día
Los socorristas de la Cruz Roja se encuentran otras veces con problemas difíciles de resolver. Entre ellos, qué hacer cuando una pareja tiene sexo en medio de la playa, una situación que según Delbon se repite mucho en la bahía de Sant Antoni: «Lo que hacemos es esperar a ver si tardan mucho y si molestan a alguien tenemos que llamar a la policía, pero bueno, por eso no han llevado nunca a nadie detenido todavía. Otras son las preguntas inesperadas de la gente que quiere saber cuántas medusas hay en el mar o si en esa playa hay pulpos o no. Son situaciones graciosas».

Pero la gracia se termina para los socorristas cuando muchos patrones de barco se desentienden de la normativa que divide la zona de navegación a la zona del baño. «Esto es algo muy preocupante porque los patrones de embarcaciones no respetan las normativas vigentes con respecto a las distancias y a las velocidades a las que pueden acercarse a las playas. Porque aunque la playa no tenga ningún balizamiento, ninguna embarcación puede acercarse a menos de 200 metros en esa playa, y si se acerca tiene que ser a la velocidad de 3 nudos, que es a paso de hombre, y de forma perpendicular a la playa». Esto sería lo correcto pero la experiencia de los socorristas de la Cruz Roja termina siendo desagradable cuando intentan llamarle la atención a los patrones de embarcación: «La gente de los barcos fondea a menos de 50 metros en las playas y pasean por la zona de baño en las embarcaciones auxiliares. Y cuando el socorrista les dice algo no reciben buena respuesta, en general. Tienen mucha prepotencia», asegura el coordinador.

Pero no sólo los bañistas sufren accidentes, también los socorristas: «Este verano estamos teniendo menos personal por accidentes y mala suerte, así que si alguien quiere trabajar con la Cruz Roja, que nos avise porque los necesitamos», anuncia Delbon.L.A.