Llegó puntual a su cita ayer y como cada año, el «Christina O», el mítico trasatlántico que en su día estuvo bajo el mando el desaparecido multimillonario Aristóteles Onassis que lo convirtió en el primer gran yate privado de los tiempos modernos. Toda la jet set mundial de los años 50 y 60 disfrutó de infinidad de lujos inimaginables para la sociedad de aquella época que se dedicaba a ver cómo unos pocos privilegiados (María Callas, Marylin Monroe, Eva Perón o Jacqueline Kennedy) sucumbian a los encantos del que fue el hombre más rico del mundo. Desentendido del barco durante unos años fue un acaudalado griego al que no le faltó imaginación quién compró y restauró el enorme yate para ponerlo a disposición de todos aquellos que quieran disfrutar con el glamour y de las excepcionales estancias con las que cuenta. Este heleno ha decidido alquilar cada uno de los camarotes por 9.000 euros diarios y rememorar aquellos días en los que por su cubierta pasearon personalidades como Grace Kelly, Rainero de Monaco o Liz Taylor. Por otra parte también se puede alquilar esta mítica embarcación y escoger el trayecto diario que uno prefiera por 70.000 dólares al día. Para justificar esta astronómica cantidades, para la mayoría de los mortales, el «Christina O», ofrece un especial cuidado interior con un toque de especial remarcación: los taburetes del bar lapislázuli son de cuero de prepucio de ballena y su famosa piscina, cuyo mosaico es una perfecta imitación de la del palacio de Knossos, Creta, y que se puede convertir en una pista de baile con sólo pulsar un botón. Detalles no le faltaban ni le falta ninguno: ocho camarotes dobles capaces de albergar 36 pasajeros, salones que parecen palacios, biblioteca, comedor, piscina, gimnasio y jacuzzi y 34 personas pendientes de de los caprichos de los más privilegiados. Los no tan afortunados podrán contemplarlo hoy y mañana si pasean por el puerto de Eivissa y hará las delicias de muchos mortales.

Patricia E.