El diseñador francés fue el invitado de honor de la fiesta.

En 1789, las clases populares francesas se levantaron para luchar contra el poder absolutista del monarca Luis XVI y establecer así la democracia creando una ola de libertad que en poco tiempo se extendería por gran parte de Europa. La Toma de la Bastilla el 14 de julio fue el punto clave de la insurrección y desde entonces cada año se conmemora esa fecha, que ha sido establecida como el día nacional del país. No fue una revolución lo que se vivió en la discoteca Pachá el jueves por la noche, pero bien podría haberlo sido. Efectivos humanos había. Miles de personas asistieron a la fiesta «Fuck me, I'm famous», la primera de las tres que tendrán lugar durante este verano, y que en esta ocasión tenía un invitado de excepción: el diseñador Jean Paul Gaultier. Cada esquina del mega local rezumaba francesidad. El dj David Guetta y su mujer Cathy, unos de los más prestigiosos promotores de la noche parisina, prepararon un evento a la medida de nuestros vecinos. La representación gala era notable. Incluso llegó un vuelo con las 60 personas que ganaron un concurso radiofónico organizado en todo el país. Pero la fiesta no estaba dirigida sólo a ellos. Gente de todas las nacionalidades se congregó allí para disfrutar de la música de Martin Solveig y del antes mencionado David Guetta, que con su sesión final puso la pista patas arriba. Sobre ella, cientos de personas ávidos de diversión. En las áreas privadas también, aunque disfrutaban de un poco más de espacio para moverse. Alrededor, referencias no sólo a la histórica fecha que se revivía, sino también al lujoso y glamouroso huésped alrededor del cual fue montado todo el entramado promocional de la fiesta. Una reproducción del conocido cuadro de Jean Louis David en el que una mujer llamada Libertad porta la bandera tricolor de la República daba la bienvenida a todo aquel que bajaba las escaleras para adentrarse en la sala principal. Imágenes de desfiles y de modelos de Gaultier formaban parte también del decorado. No era el único detalle. Todos los go-go's y miembros del equipo de animación iban vestidos con ajustadas camisetas a rayas blancas y azules, al modo del marinero usado para publicitar el conocido perfume masculino del diseñador, uno de los más vendidos en todo el mundo. Todo un homenaje al divo, que llenó su estómago con la comida japonesa servida en el Sushi Lounge del restaurante en compañía de relevantes amigos. Luego, festejaron su fiesta nacional, y lo pasaron de miedo haciendo de Pachá su Bastilla particular.

Iván Muñoz