Los productos eran ofrecidos al público en forma de rifas y tómbolas a precios muy accesibles. Fotos: SONIA GAITÁN

Eran alrededor de las 17,00 horas y Melanie Howold ya había contabilizado los primeros mil euros de recaudación. «Ahora necesitamos más», celebraba la organizadora del concierto solidario ofrecido ayer a favor de las víctimas del tsunami, consciente de lo pronto que era para el público español pero sabedora que contaba con el público inglés, más tempranero en cuestiones de comidas de fin de semana.

La carpa ubicada en el recinto ferial albergó doce horas de fiesta en la que no faltaron rifas, tómbolas y subastas con todos los productos donados por los comercios de la isla y recolectados en tan sólo ocho días por los 100 voluntarios a cargo de la organización: allí había desde un equipo de música digital hasta una lata de sopa, pasando por un sin fin de artículos de primera mano listos para ser sorteados durante toda la jornada.

Un sector ofrecía a los más pequeños el buscar un nuevo amiguito en Asia a partir de la escritura de cartas y dibujos para enviar vía consular, así como también había para ellos un espacio para pintarse la cara y otros con juegos electrónicos.
El bar y el sector de comidas tuvo su público permanente y, por el escenario, una maratón de músicos, artistas y aficionados se desarrolló desde las 15 horas hasta la medianoche. Por allí pasaron los payasos de Payasolandia y de Party Planet, Charlotte Luck y sus canciones de ópera, la danza de Estudio Capricorn, Frankie Riley, el coro de la Casa Andaluza, Paco Fernández y por último la actuación detriunfito Miguel Àngel Silva.