Los niños pitiusos quisieron ayer aprovechar la soleada mañana y no perdieron ni un sólo momento para lanzarse a la calle y estrenar así los juguetes y regalos con los que por la noche los Reyes Magos habían premiado su buen comportamiento durante el año pasado.

En los parques, plazas y paseos de la ciudad se podía contemplar a decenas de muchachos que montaban en sus nuevas bicicletas, patines o motos de juguete. Algunos de ellos con graciosa torpeza, lo que hacía evidente que era la primera vez que utilizaban alguno de estos vehículos. También abundaban los coches manejados por control remoto, como el de Joel, un jovencito de 7 años que se entretenía en el muelle de la avenida de Santa Eulària descubriendo los secretos de su manejo: «Me lo han dejado los Reyes en mi habitación, aunque yo no escrito ninguna carta; supongo que se habrán enterado», explica reconociendo que esta réplica de Fórmula 1 era lo que deseaba. Aunque Papá Noel ya le había dejado algo, ayer también se encontró con un monopatín al despertarse.
Pocos metros más allá, y mientras dos niñas pasaban encima de sus patines en línea, Luca utilizaba la inclinación de una de las pasarelas usada por los barcos cuando atracan en el muelle para darse impulso a bordo de su triciclo amarillo. Tiene sólo tres añitos, los suficientes para decir que además Papá Noel le trajo «una bicicleta, un coche y un dinosaurio». Aunque su padre es italiano y su madre estadounidense, por lo que están más acostumbrados a la Beffna (una especie de bruja que hace el papel de los Reyes en el país transalpino) y a Santa Claus, éstos no han querido mantener a su retoño al margen de las tradiciones locales.

El paseo del nuevo dique de Botafoch también estaba muy concurrido. En los bancos de uno de los parquecitos, dos familias amigas observaban a sus hijos jugar. Al preguntarles qué les habían traído los Reyes, Cristopher, hijo de Guillermo y Olga, gritaba sin bajarse de un columpio: «¡Una montaña de regalos!». Montaña que tenía muchas posibilidades de aumentar de tamaño, pues poco después tenían la intención de visitar a sus abuelos para recoger más cosas.

Al pequeño Andreu, fue su amiguita Bealia quien le entregó el regalo que habían dejado los Reyes para él en su casa. Acompañada por su padre José Luis, Bealia aseguró recibir como obsequios «una guitarra, el guante de Spiderman, la película de Harry Potter 3 y un Puzzle». Para José Luis, de quien Bealia se reía porque había recibido como obsequio «una bolsa de carbón», las fiestas de este año «han estado un poco sosas excepto por el Diverespai, que es una buena opción para que los chicos se diviertan».

El roscón de la tarde y la comida en familia tampoco faltaron dentro de los planes de los padres, que hicieron de esta jornada una oportunidad llena de diversión para los niños que, como siempre, son los verdaderos reyes de las fiestas. No así opinaba Marina, que junto a su hijo Iván y sus sobrinos Marcos y Elisa también paseaba ayer por el paseo del dique Botafoch: «Demasiados regalos», expresó Marina quien destacó los numeroso obsequios que ya había traído Papá Noel en su momento, y a los que ahora se suman los de los Reyes: «Un par de patines, un coche 'Ciclón Tierra-Agua', un juego de Playstation, un patinete, globos, un coche con mando y prendas de vestir», fue la lista de regalos que los niños describieron en la mañana de Reyes.

Muy generosos en la mayoría de los casos, los Reyes llegaron en este 2005 plenos de encargos y sorpresas que los niños disfrutarán antes del próximo lunes, que toca la vuelta al cole.