Un Mercedes Benz de época pasa ante el administrador diocesano Agustín Cortés.

L as calles de este popular barrio ubicado al lado de la ciudad amurallada ayer se llenaron de fiesta y diversión con diversos actos con motivo de homenajear a su santo patrón, Sant Cristòfol, que fue quién ayudó a Jesús a cruzar el río. Pequeños, grandes y mayores , pasaron, junto a sus vecinos y todo aquél que quisiera acercarse, un día de lo más movido y animado.

La animación empezó a las 19,00 horas cuando los motores de los vehículos antiguos rugieron y se pusieron en marcha hacia la Vía Púnica, donde les esperaba el obispo de la diócesis del barrio, Agustín Cortés con el agua bendita. Esta tradicional bendición de vehículos contó con la participación de nueve motos, una quincena de coches, e incluso una furgoneta de lo más particular. Marcas como Ducatis y Bultaco, ya olvidadas y que reflejaron todo un estilo de vida, fueron expuestas para el público curioso. Había coches antiguos y de lo más modernos, como el todo terreno dorado que desfiló en último lugar.

Antonio Cobo, propietario de un legendario Seat 600, cuenta que «éste es un coche con 32 años de historia; además de ser familiar, pasó de padres a hijos». Su cuentakilómetros ha dado tres veces la vuelta. Se trata, según su propietario, «de un coche auténtico, duro y no se rompe como los coches modernos». Es tal el cariño que le tiene que lo cuida con esmero: «Lo quiero lo mismo que a mi mujer», y su esposa, que lo escuchó, rápidamente puntualizó: «Lo quiere más que a mí». El paseo de estas legendarias máquinas fue corto pero provechoso, y por unos escasos minutos fueron los protagonistas.

C.V.