El yoga es una disciplina, una práctica y un arte. Pero ante
todo es una experiencia», explica Alice Zorrilla, miembro de la
Federación Española de Yoga (F.E.Y), que desde hace cuatro años se
encuentra en Eivissa para impartir clases basadas en esta filosofía
hindú.
Si bien los orígenes del yoga se remontan a 5.000 años a.c., es
en la década del 60 cuando esta disciplina llega a occidente para
quedarse y contagiar de su «búsqueda de trascendencia y
superación», a millones de personas que lo practican y creen en su
filosofía. «El yoga es así, porque los grandes maestros del sub
continente indio han concentrado todos sus esfuerzos y energías
para que el hombre intente alcanzar el grado más elevado de su
evolución, tanto mental como espiritual».
«Con la práctica del yoga puedes encontrar una dimensión que con
el tiempo te va a interpelar, a través de los asanas o posturas».
Según Alice, estas son las posturas que van a cuestionar «esa
unidad que se ha podido romper por el estrés o la mala
alimentación, un camino que parte de la materia y va en busca de la
esencia, de lo perfecto». Los asanas «se deben practicar en una
atmósfera de calma, en un estado de relajación y concentración
adecuado para que el organismo, el sistema circulatorio,
respiratorio, muscular y glandular se encuentren coordinados y en
un estado de solidaridad». Alice destaca que algunas de estas
posturas pueden representar «una mesa, un animal e incluso una
deidad».
Otra de los principales factores que definen al yoga trata de
«la respiración: un control que nos recarga fisiológica,
psicológica y físicamente si logramos ser conscientes y trabajar a
partir de ella». L.Aversa
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