Superada de momento la crisis surgida en el Pacte por el compromiso del alcalde de Eivissa, Xico Tarrés, y el presidente del Consell, Pere Palau, para estudiar la posibilidad de que algún proyecto urbanístico previsto en ses Feixes se pueda desarrollar, nadie ha vuelto a hacer desde entonces ninguna referencia pública acerca del futuro del humedal. El Pacte protegió ses Feixes al final de la pasada legislatura con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC), incluido los suelos urbanos (las unidades de actuación 8 y 12, donde ya se están gestando desde hace años los trámites para el desarrollo de proyectos urbanísticos), para impedir su urbanización. Precisamente por ello, el Consistorio de Eivissa ha recalificado esta franja como suelo rústico en su reciente revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU).

De todos modos, el gobierno del PP en el Govern, Consell y los Ayuntamientos de Eivissa, Sant Josep y Formentera presentó en 1998 una solicitud ante la Unesco para lograr que algunos elementos de la isla (Dalt Vila, el poblado fenicio de sa Caleta, la Necrópolis de Puig des Molins y las praderas de Posidonia) pasaran a formar parte del Patrimonio de la Humanidad, lo que se confirmó en diciembre de 1999 en Marrakech (Marruecos). Esa solicitud, realizada por un equipo técnico multidisciplinar, establecía como «criterios de actuación» para ses Feixes la «consolidación, restauración de sus estructuras culturales originales»; y, para «la parcela urbana al noroeste de la bahía [UA 8 y 12]», que asume como entorno de la ciudad histórica, determinaba que «su ordenación definitiva respetará, sobre todo en la zona de contacto con el mar, el recuerdo rural que tuvo durante cientos de años, procurando ajardinar los entornos de los portales de huertas que aún subsisten, debidamente restaurados, para no perder la memoria histórica de su uso y de su visión desde la ciudad o desde sus murallas». Curiosamente sólo esta pequeña parte del humedal entra dentro del límite del área de influencia de Dalt Vila.