Antonia Prats es una de las 14 personas de las Pitiüses que se
encuentran a la espera de un trasplante de riñón desde hace un año
y ocho meses en el hospital Son Dureta de Palma.
Durante diez años padeció una enfermedad (glomerulonefritis
membranosa) que le desembocó en una insuficiencia renal por lo que
lleva dos años y medio en el diálisis en el hospital Can Misses
hasta que consiga un trasplante de riñón, la única solución a su
enfermedad.
Prats pide a la población que «tome conciencia de este problema»
para que se incrementen las donaciones de órganos. «No te planteas
las donaciones hasta que te pasa, como me ha ocurrido a mí, pero se
puede salvar la vida de mucha gente», recuerda.
Lamenta, además, que «no haya ayudas ni grupos de apoyo en las
Pitiüses entre los propios afectados. Necesitaríamos una ONG». La
falta de información existente sobre este problema cuando le
comunican que se ha de someter a diálisis es otra de las
dificultades a las que se enfrentan. «Recuerdo que el comienzo fue
horrible. No sabes nada y sientes mucho pánico. Lo que me mantiene
en diálisis es el trasplante».
Tres días a la semana acude al hospital Can Misses de Eivissa
para someterse a un tratamiento de diálisis que permite seguir
funcionando a sus riñones. Después de cuatro horas al día
enganchada al aparato para la diálisis, Antonia Prats trata de que
vida cambie lo menos posible. «Cuando salgo del hospital quiero
desconectarme y recuperar mi vida normal», comenta.
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