La máquina que iniciará hoy la demolición en la casa cuartel llegó ayer tarde al edificio. Foto: KIKE TABERNER

C. A./ J.J.M. La casa cuartel de la Guardia Civil de Eivissa empezará hoy a ser demolida a las doce del mediodía. El edificio que ha sido sede de la Guardia Civil de Eivissa desde mediados de los 70 será derrumbado por una empresa a la que se le adjudicó la demolición mediante concurso del Ministerio de Interior. La directora insular de la Administración General del Estado, Marienna Sánchez-Jaúregui, recordó que uno de sus objetivos prioritarios al tomar posesión en 2000 era la casa cuartel de la Guardia Civil. «Es importante que después de las gestiones se haga la demolición porque es fundamental para que se pueda llevar cabo la construcción del nuevo cuartel», relató ayer la directora insular.

Una vez que el edificio esté demolido se edificará el nuevo en ese solar. El Ministerio de Interior ya ha encargado la redacción del proyecto de la nueva casa cuartel. La intención es que las obras comiencen el primer semestre de 2003. El subdirector general de apoyo de la Dirección General de la Guardia Civil, Antonio Morales, dio a conocer algunos detalles de este proyecto en la visita que realizó a Eivissa el pasado 25 de febrero. El coste de este edificio será de unos cinco millones de euros, aproximadamente.

La demolición del cuartel fue avalada por varios informes en los que se constataba que no era factible una rehabilitación. «El estado del edificio era francamente malo y se aconsejó la demolición, previa la declaración del expediente de ruina por parte del Ayuntamiento de Eivissa» , recordó Sánchez-Jaúregui. La directora recordó que todo este proceso se inició cuando María Luisa Cava de Llano era diputada del PP de Eivissa y también se refirió a las gestiones «del ex ministro Abel Matutes y el senador Enrique Fajarnés».

La demolición de la casa cuartel de Eivissa ya fue un hecho por el que se decantó Santiago López Valdivielso cuando como director general de la Guardia Civil visitó el acuartelamiento en agosto de 1997. El propio López Valdivielso dijo que era lo más conveniente visto el estado de las instalaciones, pero, sorprendentemente, bastantes meses después la Dirección General anunció que la solución para Eivissa pasaba por un amplio proyecto de reformas. Tras ello, se desplazaron técnicos en la materia para preparar unas reformas que quedaron en suspenso al volverse de nuevo a la idea original de la demolición.