EUGENIO RODRIGUEZ La auditoría medioambiental del municipio de Eivissa, realizada por la empresa Gestam en el marco de la Agenda Local 21, avisa del crecimiento desbocado del consumo de energía eléctrica. «Es escalofriante: en los últimos años está creciendo en torno a un 5-7 por ciento, lo que supone que en diez años podría estar un 50 por ciento por encima del consumo actual», explicó Antoni Rosselló, portavoz de Gestcam, que presentó junto al concejal de Turismo y Ciutat Sostenible, Maurici Cuesta y la técnica de Medio Ambiente de l Ayuntamiento, Paz Hernández, el diagnóstico de salud ambiental del municipio.

El consumo de agua también es desorbitado en Eivissa ciudad, sobre todo en los meses de verano, cuando se alcanza un máximo de 400 litros por habitante y día (la media es de 250 litros). La salinidad del agua es uno de los problemas más graves que afectan a Eivissa ciudad, según la ecoauditoría. La mayoría de los pozos del municipio son ilegales (carecen de permiso y no cumplen con la normativa vigente). Pese a que los pozos sin permiso no están censados, Gestcam calcula que hay aproximadamente 350 perforaciones (7.000 en toda la isla). De todos ellos se extrae agua salada. «No hay agua potable en el municipio», apunta Antoni Rosselló.

Para Gestcam, la desalación es una opción buena, aunque hace especial hincapié en que ésta no resuelve el problema. «Toda la sal acaba en las alcantarillas, que las degradan y generan otro gasto», dice. Rosselló va más allá y advierte de que la salinidad del agua condiciona el funcionamiento de la depuradora. «El agua que entra en la depuradora es como si fuera de mar [en la península, al agua con tanta sal, se la considera un residuo y no se admite su depuración]. Cuando solucionemos el problema de la salinidad, podremos arreglar la depuración», indica.

Asimismo, la auditoría avisa de que en la playa de Talamanca se está iniciando un proceso de degradación a causa de los vertidos del emisario submarino, que provocan la turbiedad del agua.