En Space nadie puede dejar de bailar. Recientemente fue elegida la mejor discoteca del mundo.

La fiesta de clausura de la discoteca Space se celebra cada año por todo lo alto. Pocos acontecimientos se desarrollan a lo largo de 24 horas, y para que eso funcione la organización debe estar calculada al milímetro. En el famoso afterhours han sabido ligar a la perfección una colosal fiesta con un ambiente que predispone al baile y al buen rollo. Ayer los agobios no existían para quien quería evitarlos, porque además de la pista interior y de la conocida terraza del local de Platja d'en Bossa, en el exterior, en la zona posterior del edificio, se habilitaron numerosas carpas, así como una nueva pista de baile. Allí se instalaron también varias barras, sofás, mesas y sillas en las que los desfallecidos bailarines podían recuperarse cómodamente.

La llegada a la discoteca resultaba un tanto extraña. La puerta principal permanecía cerrada a cal y canto y no se vislumbraron largas colas a prácticamente ninguna hora del día. Pero tras el susto inicial (que a más de uno le hizo pensar que la esperada fiesta había sido cancelada), la gente descubría una segunda entrada en la que se habían instalado otras dos carpas.

Entre el goteo interminable de gente que iba llegando los había recién levantados, otros que tenían cara de no haber dormido más de cuatro horas en este intenso fin de semana de cierres y algunos despistados, como un chico que había viajado a Eivissa sólo para acudir a la fiesta y que se mostraba temeroso de que su entrada, comparada por Internet, no fuese válida.

Uno de los grandes, Carl Cox, se hizo de rogar y no comenzó a la hora prevista, a las 15'00 horas; pero cuando por fin lo hizo, sus mezclas se escucharon tanto dentro como fuera del local. Otros de los nombres que pasaron por el Space fueron Erick Morillo, Tani Vulcano, Tom Novy o David Guetta en la terraza, Sven Väth o Timo Mass en la pista interior y Jules Beaumonto u Oliver, en la nueva zona del recinto. Al caer la tarde y mientras la luz cambiaba, la fiesta alcanzaba su momento má álgido. Cuando la música se apagó, se encendió la del DC10 y el Pago Pago.