G. Romaní28/08/02 0:00
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GUILLERMO ROMANÍ La situación de crispación y desencuentro de los partidos políticos y de parte del sector turístico de Formentera desembocó ayer en la escenificación de un acto más de la feroz precampaña electoral que se está llevando a cabo en los últimos tiempos. A las dos de la tarde estaba convocado un pleno extraordinario para que el Consistorio consensuara un comunicado en el que se dejara clara la postura institucional respecto al turismo italiano que ha sido motivo de controversia por declaraciones y actuaciones del ayuntamiento, de partidos políticos, sectores empresariales y en los que también ha intervenido la viceconsul de Italia en Eivissa. Incluso hay un anónimo que circula por Formentera que acusa al Consistorio de perjudicar a los turistas italianos.

Al pleno no asistió el grupo en la oposición, el GUIF, por lo que el equipo de gobierno de la COP no tuvo problemas para aprobar por unanimidad el comunicado oficial tras pedir el alcalde Isidor Torres, que constara en acta que lamentaba y no entendía la ausencia del GUIF. El escrito consensuado por el Ayuntamiento reconoce la «capital importancia que el turismo tiene para Formentera» . Sin embargo, tal y como asegura el comunicado, «junto a la aplastante mayoría de visitantes que vienen con el único motivo de disfrutar de sus vacaciones, se mezclan otros que, con objetivos bien diferenciados, aprovechan las cuatro semanas de mayor afluencia de turistas para organizar fiestas multitudinarias sin autorización alguna».

Al mismo tiempo el equipo de gobierno señala que «algunos propietarios de establecimientos (...) dan cobertura, sin las autorizaciones o licencias de actividades necesarias (...) a la celebración de este tipo de eventos» y se subraya: «ante estas situaciones la autoridad debe aplicarse y nunca confundirla con un abuso o uso perverso de la misma». El Ayuntamiento abre sus puertas para escuchar, recibir y analizar propuestas de los residentes, turistas o empresas turísticas, siempre y cuando muestren un respeto hacia el frágil entorno de Formentera y a la legalidad vigente.