La temporada estival no sólo trae a Eivissa a miles de turistas. También es mucha la gente que viene a la isla a trabajar procedente de todo el mundo. La Cruz Roja, como cualquier otra empresa, necesita más mano de obra en verano para salvaguardar a la población que en esta época aumenta considerablemente. Por eso, voluntarios de toda España e incluso del extranjero llegan a la isla para vigilar nuestras playas, llenas de gente en estos días de verano.
Mariana, Sergio y Martín son tres jóvenes procedentes de Argentina que han cambiado las fuertes olas del Atlántico por la tranquilidad de las aguas mediterráneas para trabajar como socorristas de la Cruz Roja en Eivissa. Su relación con esta ONG viene de antes. En su país ya eran salvavidas desde hacía tiempo, y su experiencia, situación familiar y profesional y ganas de conocer sitios nuevos les ha traído hasta las Pitiüses para velar por la seguridad de los bañistas.
La benjamina del grupo llegó a España en marzo pasado con toda su familia «huyendo, más que de la crisis política que ha asolado a Argentina en los últimos meses, del ambiente tan falto de valores que domina a la población en general». Mariana empezó el curso de primeros auxilios en Alicante, donde se ha asentado, para convalidarlo con su título argentino, y en mayo vino a Eivissa para completarlo con el curso acuático trabajando durante el verano en las playas ibicencas.
«Un amigo que hace dos años trabajó en Eivissa me trajo acá», explica Sergio, un voluntario que tiene diez años de experiencia en este mundillo del voluntariado en su país natal. Sergio recuerda las playas argentinas llenas de familias que pasaban los días tranquilamente disfrutando del sol y del mar. «A ellos les llamabas la atención si se comportaban inadecuadamente y te obedecían en seguida. Aquí la gente no nos respeta, no nos suele hacer mucho caso», explica. «Aquí con quien tenemos que tener más cuidado es con los turistas que llegan a la playa borrachos y drogados y no escuchan nuestras indicaciones». La principal diferencia que estos chicos encuentran con el trabajo en su país es «que aquí el mar es mucho más tranquilo. Hay que tener en cuenta que allí tenemos el océano abierto y aquí es un mar cerrado», explican.
En esto coinciden con su compatriota Martín, que después de trabajar dos veranos en las playas mallorquinas decidió cambiar de aires y trasladarse un poco más al sur. «Con respecto a Argentina, aquí el mar es otro, es completamente diferente». «Eso hace que casi no se hagan rescates; hacemos alguna que otra curación y ya está», explica. «De todas maneras, yo ya estaba acostumbrado, por mi trabajo en Mallorca, aunque cada isla es un mundo», señala el joven. Estos jóvenes al acabar la temporada veraniega, dejarán Eivissa. Mariana, por ejemplo, volverá a Alicante donde va a empezar a estudiar Medicina. Sergio y Martín regresarán a Argentina para aprovechar la temporada de verano en su país, donde seguirán velando por los bañistas.
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