La consellera de Medi Ambient, Margalida Rosselló, informó ayer de la propuesta de protección de aguas marítimas y continentales como «zonas sensibles» para lograr la máxima calidad de las mismas por su valor medioambiental, por ser donde se obtiene el líquido elemento para abastecer a la población o por tratarse de lugares de baño.

Medi Ambient pretende así cumplir con una directiva comunitaria del año 1991 -que aún no ha entrado en funcionamiento-, que exige diferentes niveles de depuración del agua -el máximo es el terciario- que es vertida al mar o a los torrentes. Rosselló y el director general de Recursos Hídricos, Antoni Rodríguez, informaron sobre la protección de esas «zonas sensibles», que deberá ser aprobada por el Ejecutivo balear en una próxima reunión del Consell de Govern.

El total de las zonas de Eivissa que se protegerán como «sensibles» se cifra en 26, y en 6 las de Formentera. Es catalogada así la práctica totalidad de las playas de las Pitiüses, así como las áreas húmedas de ses Salines, ses Feixes, los estanques Pudent y des Peix y todas las zonas protegidas. Rosselló comentó que es importante la aprobación de esta declaración con el fin de actuar de manera prioritaria sobre el tratamiento del agua y lograr su «máxima calidad».

Ni Rodríguez ni Rosselló especificaron cuáles serán las actuaciones en las Pitiüses, si bien dieron una pista al recordar que sólo las depuradoras de Eivissa, Santa Eulària y Can Bossa tienen (o están a punto) tratamiento terciario. Un paso más para mejorar la calidad del agua vertida al mar será desinfectarla, pero sólo en los casos que sea necesario.