La Conselleria balear de Medi Ambient regenerará el próximo invierno los 6.000 metros cuadrados de Can Carabassó, finca ubicada en el Parque Natural de ses Salines, que fueron talados en febrero de 2001 con la intención de convertirlos en un aparcamiento. El pasado 26 de febrero Vicente Riera Riera fue condenado por el Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa como responsable de un delito de daños contra el medio ambiente por haber encargado esa tala, en la que se destruyeron 66 pinos (Pinus halepensis), 61 sabinas (Juniperus phoenicea) y diversas especies arbustivas de sotobosque, entre ellas algunas incluidas en el catálogo de plantas endémicas y en peligro de Balears, como el Juniperus oxicedrus.

La magistrada Martina Rodríguez Caritg condenó a Riera a dos penas de 12 meses-multa, con una cuota diaria de seis euros (2.160 euros) y a la pena de un año de prisión, que se podía sustituir por la pena de 24 meses-multa, con una cuota diaria de seis euros ( 4.320 euros), así como a indemnizar a la dirección general de Biodiversidad del Govern con 6.900 euros. En total, Vicente Riera debía pagar 13.380 euros (2.225.000 pesetas, aproximadamente), cantidad que recientemente ha satisfecho al Govern, según indicó ayer un portavoz de la Conselleria balear de Medi Ambient.

Ese dinero se empleará para regenerar el terreno arrasado hace un año con los mismos árboles y arbustos que fueron arrancados por orden del condenado. Esa actuación no se llevará a cabo hasta entrado el invierno, ya que, según explican desde Medi Ambient, es la época más adecuada para que arraiguen los pinos y las sabinas. En principio no serán semillas, sino ejemplares jóvenes de esas especies las que allí se planten.

El día del juicio, Vicente Riera, de 62 años de edad y con antecedentes por delitos contra la salud pública, no computables a efectos de reincidencia, reconoció los hechos, acaecidos en febrero de 2001. Fue la primera sentencia en las Pitiüses por un delito de daños contra el medio ambiente, tipificado en el artículo 330 del Código Penal y en el que se establecen penas de uno a cuatro años a quien en un espacio natural protegido dañe gravemente alguno de los elementos que hayan servido para calificarlo.

En esa ocasión el fiscal Manuel Campoy actuó de oficio tras tener conocimiento de la noticia a través de prensa y de las denuncias efectuadas por los guardas de la Reserva, del Consell y del Govern. También fue el único caso de un delito medioambiental juzgado y con condena habido en 2001. El área que fue devastada por orden de Vicente Riera Riera se encuentra junto al gran aparcamiento de ses Salines, a escasos metros de la carretera a La Canal y a sólo cien metros del mar. El bosque destruido era una «muestra del típico sabinar posterior al primer frente dunar», según se recoge en la sentencia.