El pleno del Consell aprobó ayer por unanimidad sancionar con
60.000 euros (10 millones de pesetas) a la entidad Kirlex S. L. por
la «modificación sustancial» del Cámping Cala Llonga, reconvertido
en una especie de «complejo» turístico tras la construcción de
numerosas viviendas allá donde antes sólo había un espacio para
acampar.
Los inspectores de la Conselleria insular de Turisme se
encontraron en ese cámping -de primera categoría y con capacidad
para 400 plazas- con 58 unidades de alojamiento, «entre estudios y
apartamentos», repartidos en cuatro bloques «construidos sin ningún
control de la Administración y con una falta absoluta de los
requisitos básicos de habitabilidad para toda edificación y unas
deficientes medidas de seguridad».
Además de la fuerte sanción, la más elevada impuesta hasta el
momento por el Consell (si bien es la mitad de lo que permite la
ley), el pleno votó a favor de revocar la autorización de que
disponía ese establecimiento como cámping de primera categoría dada
la «gravedad y trascendencia» de la infracción.
Se trata de un caso sin precedentes en el que un lugar de
acampamento se ha convertido en un «complejo» carente de todos los
permisos pertinentes, según la Conselleria insular de Turisme. Los
inspectores del Consell pudieron comprobar que había personas que
se alojaban en ese espacio «a cambio de un precio por cada noche de
estancia».
Las obras convirtieron lo que antes eran una recepción y
almacenes en ocho estudios. También se edificaron cinco
apartamentos en la «parte baja de la piscina» y 11 estudios en la
zona contigua a la antigua cafetería y terraza, y se transformaron
unos lavabos en un bloque de dos plantas con capacidad para 10
apartamentos. Asimismo, los propietarios crearon un nuevo bloque de
20 apartamentos y convirtieron otros retretes de esa instalación en
cuatro apartamentos.
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