¿A quién elegirán los progresistas, populares y Joan Buades como
primer defensor del ciudadano de las Pitiüses? Todas las partes
implicadas son conscientes de que la marejada política que se vive
actualmente no es propicia para llegar a acuerdos de ese tipo. Y,
precisamente, si algo se necesita en este caso es consenso, ya que
deberá ser apoyado en pleno por dos terceras partes de los
consellers. ¿Y cómo debe ser ese ombudsman? El conseller del grupo
mixto, Joan Buades, de quien partió la moción para crear esa
figura, apuesta por alguien «conocido por sus hábitos democráticos
y que sea muy conocido». «Es muy importante que sea una figura
popular», señala, y pone el ejemplo de Pere Tàpies, el Defensor del
Ciudadano del Ayuntamiento de Vilanova i la Geltrú (Barcelona),
elegido hace un año.
El concejal de Relaciones Ciudadanas de ese municipio (gobernado
por socialistas y concejales de Iniciativa per Catalunya y de ERC),
Josep Tomàs Alvaro, explica que escogieron a Tàpies por ser una
persona reconocida en esa zona. Cantautor y gastrónomo, se
caracteriza por tener «mucho contacto con la gente, por ser muy
accesible y por caer bien a todos». Licenciado en derecho aunque no
ejerce, Tàpies «siempre ha sido de izquierdas», señala Tomàs,
aunque también es aceptado por la derecha y por CiU. El Defensor
del Ciudadano de Vilanova se estrenó el pasado lunes con un informe
anual que leyó en un pleno extraordinario. En él resumió las quejas
de sus paisanos: vivienda, administración municipal, aparcamiento,
nombres de calles y licencias de obras acaparaban las
reclamaciones. También recomendó al equipo de Gobierno más
celeridad en algunos trámites.
En el caso de Vilanova (municipio de 56.000 habitantes con un
presupuesto de 51 millones de euros, superior al del Consell
pitiuso), el ombudsman sólo cobra dietas y desplazamientos, algo
que no supone más de 200 ó 300 euros al mes, según detalló Tomàs.
Ese ejemplo contrasta con el de Calvià, municipio que tuvo el
primer Defensor del Ciudadano de Balears (hay otro en sa Pobla).
Esa figura es encarnada desde junio de 1996 por Antoni Pallicer,
antiguo teniente de alcalde y parlamentario por el PSOE que estaba
retirado de la política cuando fue elegido unanimemente defensor
por Unió Mallorquina, PP y PSOE. Pallicer dispone de una partida de
60.000 euros anuales, que, según indica, reparte entre su sueldo,
adquisición de libros, cursos, actos, informes e investigaciones.
Antiguo director de hotel y licenciado en Derecho, considera que es
indispensable que exista ese dinero para mantener la independencia.
También desempeña otro cargo, el de Defensor del Turista, que,
confiesa, casi le hace más ilusión que el del Ciudadano.
Joan Buades considera que el Defensor de los pitiusos debería
disponer de una partida mínima de 60.000 euros, «nunca por debajo»,
dado que tendrá dedicación exclusiva y deberá encargar informes.
Aunque en Vilanova no hay esa partida, el concejal de Relaciones
Ciudadanas considera «correcto» que las haya para evitar
«tentaciones», especialmente en asuntos urbanísticos.
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