Por segundo año consecutivo el argentino Federico Bousquet, que reside en Tenerife desde hace cinco años, ha elegido las playas ibicencas para moldear la arena llenándola de escenas y personajes, que surgen de una húmeda y compacta montaña. El motivo de elegir Eivissa es que aquí «se respira una libertad distinta a la del resto de la península»dijo. Para esculpir, sus imágenes favoritas son aquellas que desbordan sensualidad fusionándola con la fantasía: sirenas o cuerpos con alas en posiciones sugerentes. Sin embargo comentó que no hace nada que «golpee la vista sino que sugiera, para que el público pueda imaginar un final». Respecto a este tema explicó que juega con su propia «permisividad». «Si me reprimo es porque a mí me sienta mejor, ya que si hago algo que pueda molestar no soy capaz de disfrutar».

La impresión que tuvo al ver por primera vez una escultura de arena fue que debía ser dificilísima. Sin embargo un amigo suyo le introdujo en este arte dándole tres nociones básicas. Primero se hace una montaña de arena con humedad pareja, a continuación se compacta hasta que quede como una piedra y a partir de este momento y con un poco de 'maña', dejar fluir la imaginación. Los materiales necesarios para su elaboración son objetos con punta como un punzón o cuchillo, pinceles de todos los tamaños, pajitas para quitar lo que sobra y alguna pala o cuchara para trasladar la arena.

A Federico le gustaría que el arenismo fuera su estilo de vida, pero aunque económicamente sea bastante rentable, suele tener muchos problemas con las autoridades: «No les gusta que un hippie se lleve el dinero del turismo». En una ocasión consultó con la jurisdicción de Costas y le dijeron que «la arena es de todos y si un niño puede hacer un castillo porqué tú no». Sin embargo el arenista comenta que existen otros agentes del orden que «ven el arenismo como un acto ilegal y lo que les molesta es que ponga una caja para que la gente eche dinero». En más de una ocasión ha tratado de llegar a un acuerdo con las autoridades, pero todo ha sido en vano. Ahora cuando le piden explicaciones alega que «la gente tira monedas». «Yo pongo la caja porque si no, me las echan a la arena y además, yo me expreso con mis esculturas, si el público quiere expresarse dándome dinero yo no se lo voy a prohibir».