R.L./L.F. El presidente del Govern balear, Francesc Antich, se comprometió ayer con CC OO y UGT a ordenar el sector del transporte discrecional de viajeros por carretera con el fin de que los trabajadores acepten el acuerdo alcanzado por la patronal y el comité de huelga. Después de reunirse con el presidente del Ejecutivo autonómico, los secretarios generales de CC OO y UGT, Josep Benedicto y Lorenzo Bravo, respectivamente, explicaron que, en su opinión, los trabajadores aceptarán el convenio de tres años acordado por el comité de huelga y la patronal y rechazado después en asamblea siempre que se mejoren sus condiciones laborales.

Benedicto elogió la intención del Govern de lograr que ambas partes mantengan el preacuerdo y su compromiso de una mayor implicación de la Administración autonómica en los problemas del sector, que llevaron a la huelga que durante los tres últimos días colapsó los aeropuertos de Baleares. En este sentido, indicó que Antich se ha comprometido a poner en marcha un plan para la formación gratuita de nuevos conductores de autocares con el objetivo de que se incorporen más trabajadores a las empresas y de que se hagan menos horas extra.

Asimismo, el Govern, según el líder balear de CC OO, intervendrá para controlar el cumplimiento del convenio colectivo en materia de jornadas y horarios. «Esperamos que la patronal pueda mantener la propuesta», señaló Benedicto, que hoy participa en una reunión de la ejecutiva del sindicato previa a la asamblea de delegados del transporte discrecional en la que se volverá a plantear la ratificación del preacuerdo.

Además, insistió en que no hay más paros convocados y señaló que no se siente cuestionado por el rechazo de la asamblea de trabajadores al acuerdo con la patronal que él mismo defendió ante los huelguistas. Tras criticar la actitud de la patronal y considerar que no sólo los sindicatos tiene responsabilidad sobre la situación creada en los aeropuertos, el secretario general de UGT se reconoció «avergonzado por la falta de control» mostrada por los dirigentes obreros. «No estoy por la huelga ni harto de vino», dijo Bravo en relación a la posibilidad de nuevos paros.