Torres defendió las desaladoras como sistema para mejorar la calidad del agua. Foto: KIKE TABERNER.

Las desaladoras no consumen tanta energía como aseguran los grupos ecologistas y el propio Govern cuando rechaza las soluciones del Plan Hidrológico Nacional. Esta es una de las conclusiones de la ponencia que Miguel Torres Corral, jefe de Àrea del Departamento de Calidad de Aguas del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas del Ministerio de Fomento, realizó ayer en el marco de la segunda sesión del I Congreso Islas del Mediterráneo. Torres calificó de «desorbitadas» y «carentes de fundamento» las críticas vertidas contra ese tipo de instalaciones.

Respecto a las tesis que hacen hincapié en el elevado consumo energético de las desaladoras, Torres apuntó que «porcentualmente» el gasto es mínimo: «¿Se han preguntado cuál es el consumo energético del tráfico desmadrado, de la iluminación desmedida, de los aparatos de aire acondicionado que funcionan sin cesar? También habría que preguntarse -señalócuánto representaría ese gasto si todo el agua que se bebe en la isla procediera de desaladoras. Nos llevaríamos una sorpresa, ya que, posiblemente, con el dos por ciento del consumo total de energía se podría resolver el problema de la escasez de agua».

Miguel Torres insistió en que las desaladoras de última generación han reducido drásticamente el consumo energético: así, si en los años 70 era preciso emplear alrededor de 30 kilovatios para conseguir un metro cúbico de agua potable, actualmente esa cifra se ha rebajado a cuatro kilovatios: «Y aún se puede arañar más», indicó. A juicio de este científico y asesor del Ministerio de Fomento, resulta paradójico que en Balears se hable de «planes de excelencia turística con el tipo de agua que sale del grifo; parece mentira que se fuerce a la gente a beber agua que contiene dos miligramos de sal por litro».

En este sentido, apuntó que «no se debería limitar el desarrollo y calidad de vida de una población a partir de quejas que carecen de fundamento». Considerado como uno de los principales expertos españoles en potabilizadoras, Torres también refutó los argumentos que achacan a esas instalaciones la producción de una excesiva cantidad de anhídrido carbónico: según estableció mediante comparaciones, genera más contaminación un fumador empedernido o un aparato de aire acondicionado que funciona durante toda una jornada, que la combustión precisa para producir al día 200 litros de agua.