El lunes en Santa Eulària des Riu se vistió de domingo. Como si de una jornada dominical se tratara, los comercios echaron el cierre y las calles presentaron un aspecto propio de lo que se celebraba: el día de la patrona. Los vehículos se agolpaban en las cunetas de la carretera que da acceso al Puig de Missa. Este fue el lugar de convocatoria a las doce del mediodía. El templo religioso quedó repleto de gente a esa hora. Una misa solemne abrió la celebración oficial del día grande de fiestas.

Los asistentes lucían galas elegantes o trajes típicos. Algunos de ellos participarían en el posterior ball pagès, que se trasladó a la carpa municipal ubicada en la plaza del Ayuntamiento. Las vistas que ofrece este paraje, lugar donde el turismo masivo capta mucha de sus instantáneas, quedaron favorecidas también por el ambiente festivo y por el sol que lució ayer en la isla. Un entramado ideal para venerar a Santa Eulària y pasearla por el entorno de la iglesia al finalizar la ceremonia.

Los agentes de seguridad controlaron el flujo de personas que a las doce se acercaron al Puig de Missa. La mayoría lo hizo en vehículo, lo que saturó los aledaños del recinto religioso. No hubo ningún tipo de incidentes. A esa misma hora, los que no son devotos conmemoraban a su manera este día festivo. La plaza de Ayuntamiento fue el centro que los reunió. La carpa municipal recibió a los que desearon tomarse el vermut en la barra que se improvisó para tal motivo en el interior. A la vez, el escenario fue ocupado por un grupo de baile exótico, de origen africano, poco que ver con el folclore tradicional de la isla.