Dentro de poco los faros y sus instalaciones anexas de Eivissa i Formentera se reconvertirán en centros socioculturales o en locales abiertos de cara al público del perfil de los bares o los restaurantes. Así lo ha decidido el consejo de administraciónde la Autoritad Portuària de Balears al incluir este tipo de instalaciones en un plan especial de utilización de los faros pitiusos.
A lo largo de esta semana la Autoridad Portuaria decidirá, en sucesivas reuniones informativas con los alcaldes de las localidades implicadas, el uso que se quiere dar a cada uno de sus faros. Desde la fecha en que se produzcan los encuentros, los primeros ediles dispondrán de diez días para efectuar las alegaciones oportunas, así como para proponer alternativas.
Pese a que todavía se ha de entrar en la fase de información pública, a priori, los nueve faros pitiusos que se han incluido en el plan son: en Formentera, las torres de los faros de Barbaria, Illa de'n Pou y la Mola, además de la casa del de este último; en Sant Joan las torres y casas de los de la Illa de Conillera y la Illa dels Penjants y la torre del de la Illa de Bleda Plana; en Santa Eulària, el edificio y la torre de la Illa de Tagomago y, por último, en Eivissa, el de Botafoc se verá afectado con su torre y edificio.
El plan de usos no afectará a las tareas que vienen desempeñando las torres, que se resumen en la emisión de señales marinas. Como señala Francesc Triay, «las viviendas anexas a los faros se construyeron para acoger a los vigilantes; cada faro necesitaba hasta de dos fareros para realizar los turnos. Ahora, los faros se controlan por sectores y no es preciso que los técnicos residan en estas zonas, por lo que hemos decidido redactar un plan especial para dar contenido a estas viviendas».
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