R afael y Juan tuvieron ayer que compartir el desayuno casero con más de un centenar de compañeros de colegio. Su madre, conjuntamente a un grupo de vecinas de la localidad, decidió sorprenderles con cincuenta y cinco litros del mejor chocolate. A ese multitudinario convite de azúcar, leche y cacao, además de los 200 estudiantes de la escuela de Sant Rafel decidieron unirse algunos ex alumnos procedentes del instituto, que no quisieron perderse una cita tradicional que se engloba dentro del programa de fiestas patronales de la localidad ibicenca.

Este fue el dulce inicio de una jornada de celebraciones en las que los jóvenes con edades comprendidas entre los tres y los quince años disfrutaron de juegos y cucañas que se premiaron con libros y diverso material escolar, una vez que terminaron de rebañar los vasos.

El director del centro, Leopold Llombart, destacó «el espíritu y el ambiente» en el que los más pequeños viven este día que hasta las once de la mañana no había pasado de ser una jornada educativa normal». A esa hora, se cerraron los cuadernos y en unas filas que no tardaron mucho en romperse, los niños, desde párbulos a segundo de ESO, se fueron reuniendo en torno a los enormes pucheros y las mesas preparadas para la ocasión. No obstante, algunas, como Maribel y Laia, decidieron renunciar al menú y optaron por la contundencia en forma de bocadillo. Aunque con comidas diferentes, todos decidieron participar en las carreras de sacos y demás pruebas deportivas disputadas hasta que tocó el timbre y llegó el momento de regresar a casa.

Por la tarde, las celebraciones cobraron un tono (verde) y una agitación (vegetal) muy diferente. El centro polivalente reunió en torno a las obras de pintura seleccionadas del Art Jove cerca de cuarenta plantas de los hogares del municipio, que se han cedido para formar esta muestra conjunta que estará expuesta hasta el próximo día 24. Cactus, ficus, potos o helechos, entre otras especies, cobraron protagonismo a partir de las ocho de la tarde en que se inauguró este peculiar jardín, que vendrá a sustituir a partir del domingo, tal vez de manera simbólica, a los cuadros y al talento de los nuevos artistas insulares que probablemente retornen ahora a Mallorca.