Marco y Lash forman un conjunto perfecto tanto por sus diferencias como resultados. De sus respectivas ascendencias italiana y escocesa aportan cada uno la pasión latina y la precisión propia de las tierras del norte. Aunque sea la primera vez que forman equipo, no son novatos en una profesión que les lleva a estar noches enteras sin dormir e incluso más de 24 horas trabajando sin parar. El azar les ha unido en un barco camino de una zona «en la que se puede ganar dinero, al menos para vivir», señalan. El verano agrupa fuerzas que más tarde, durante el invierno, tomarán rumbos diferentes. La fantasía es, por ahora, el motor que les hace arrancar cada jornada y conseguir obras dignas de calificarse como arte. Sus sueños y pesadillas tienen una forma real: la policía, a quienes ellos culpan de destrozar sus esculturas y no dejarles trabajar más que en la zona de Figueretas «porque es una playa de pobres». Suerte tienen entonces aquéllos por no tener dinero y poder disfrutar de las formas que con paciencia y arena elaboran estos dos artistas.