Los submarinistas hallaron las armas semienterradas a 10 metros de profundidad. | Consell de Formentera

Ayer se desveló un hallazgo arqueológico sin precedentes, calificado de «inédito» y «extraordinario» por los expertos, en la costa de Formentera. El Consell Insular, de manera coordinada con el Instituto Balear de Estudios en Arqueología Marítima (IBEAM) y el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, extrajeron días atrás 11 sables del primer tercio del siglo XIX que se encontraban ocultos a unos 10 metros de profundidad en la entrada del puerto de es Caló de Sant Agustí.

Fueron Manel Guasch y su amigo Guillermo de Barnola, vecinos de Formentera, quienes de forma casual localizaron un primer ejemplar el pasado 15 de agosto. Rápidamente, se puso en marcha un dispositivo protocolario que culminó los días 31 de agosto y 1 de septiembre sacando a la luz los otros 10 sables restantes.

Según el director de proyectos del IBEAM, Javier Rodríguez, este hallazgo es «importante» no solo por los objetos en sí mismos, «sino por toda la información que nos van a poder aportar de una época muy interesante de nuestra historia».

Pese a que todavía se trabaja sobre hipótesis, Rodríguez declaró que «es probable que estemos tratando con un pecio de esta época que debe estar hundido en las proximidades de es Caló de Sant Agustí» y se mostró confiado ante el hecho de poder localizarlo o «al menos encontrar indicios del naufragio».

Del mismo modo, la presidenta del Consell de Formentera, insistió en la posibilidad de «obtener mucha más información de nuestro pasado, sobre nuestra historia y, sobre todo, en este apartado tan importante que es nuestra historia marítima».

La consellera de Patrimoni, Raquel Guasch, informó en este sentido que, si bien esta intervención de urgencia ha sido muy localizada, «seguirán los trabajos de inspección de la zona, ampliando el área», concretamente delimitada a día de hoy sobre unos 400 metros cuadrados. Para Guasch, «Formentera tiene un patrimonio terrestre que todos vemos, pero el patrimonio subacuático es bastante desconocido», por lo que este hallazgo «es muy enriquecedor».

Restauración
Las 11 piezas que hasta ahora han permanecido custodiadas en un local de Formentera serán ahora trasladadas al Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera (MAEF), donde se procederá a su restauración.

Según detalló la consellera de Patrimoni, todavía no se ha concretado si se restaurarán todos los sables y en qué condiciones se llevarán a cabo los trabajos, pues todavía cabe «recabar más información y determinar».

Lo que sí es casi seguro es que una vez tratados los objetos está previsto que vuelvan a la Pitiusa menor para formar parte de la colección del futuro Museo de Formentera.

Arqueología subacuática
Desde el IBEAM, Javier Rodríguez aseguró que «estamos viviendo un momento muy dulce dentro de la arqueología marítima» dada la «muy buena coordinación» entre administraciones, entidades y cuerpos de seguridad.

Rodríguez recordó que esta actuación está en marcada dentro de un proyecto «mucho más amplio» que desde 2015 lleva impulsando el Consell de Formentera y que consiste en la elaboración de la carta arqueológica subacuática de la isla.

Por esta razón felicitó al organismo insular que «fue la primera institución balear que apostó por un proyecto de larga duración y con continuidad para investigar, proteger y divulgar el patrimonio subacuático».

Este hecho también lo destacó la consellera Raquel Guasch al mismo tiempo que anunció que el área de Patrimoni activará una campaña para concienciar a la ciudadanía sobre el procedimiento a llevar a cabo ante hallazgos como este.

«Inmensa casualidad»
Para Manel Guasch el hallazgo fue «una inmensa casualidad, porque nosotros realmente lo único que íbamos a hacer ese día era ir a comer a es Caló».

Sin embargo, por circunstancias de la vida, «se nos cayó el tapón de la ‘Zodiac' al mar y, aunque solo cuesta dos euros, mi compañero Guillem quiso ir a buscarlo». Entonces, según relató Guasch, «mientras yo llevaba a las mujeres a tierra, salió con una cosa que yo de lejos no sabía ni qué era».

Resultó ser un sable del siglo XIX, aunque les costó creérselo. En ese momento pensaron: «¿Qué hacemos, nos lo llevamos o no nos lo llevamos?». Afortunadamente, conscientes de su obligación como ciudadanos dieron parte a la Comandancia Naval y al Consell y a partir de ahí se inició todo el procedimiento.

En este sentido, Alejandra Ferrer no dudó en agradecer la actuación de Manel y Guillermo: «Inmediatamente informaron y no todo el mundo lo habría hecho, así que creo que eso se debe tener muy en cuenta».