El 1 de mayo empezó la temporada turística, un inicio titubeante durante las dos primeras semanas que se desbordó el sábado 12 con la llegada de los numerosos participantes a la ‘Mitja Marató Illa de Formentera’ en un fin de semana donde la menor de las Pitiusas habría podido instalar el cartel de ‘aforo completo’ en la mayoría de sus hoteles, restaurantes, locales de ocio e incluso algunas playas.

Los ‘runners’ se fueron, pero Formentera ya no se quedó sola ya que estas dos semanas y media hasta ayer la presencia de más gente se ha hecho notar en los caladeros habituales. Empieza a ser difícil encontrar una plaza de aparcamiento azul en la Savina, los ‘motorinos’ han tomado nuestras delicadas y algo estrechas vías de comunicación y, cuando se despierta el día algo nublado, las calles de Sant Francesc se llenan de una especie de marabunta humana conformada por turistas que pasean nerviosos entre tiendas y terrazas en busca de un museo o alguna otra evasión cultural que les permita pasar la mañana hasta que vuelva el Lorenzo y con él la hora de arrancar el motor del mayoritario Fiat Panda de alquiler para acercarse desordenadamente a alguna de las numerosas playas esparcidas por el litoral formenterer.

Se han visto más visitantes que el año pasado, aunque el tiempo también ha sido un factor a tener en cuenta a la hora de elegir la zona de baño y asueto. «La parte de Migjorn ha ido mejor que la de Llevant porque el viento ha golpeado más esa zona de la isla y los clientes han preferido ir a la playa de Migjorn. Esto ha hecho que en esta parte trabajáramos muy bien, mejor quizá que ningún año» comenta Bartolomé Escandell, titular de un conocido kiosco de playa cercano al Caló des Mort y presidente de l’Associació de concessionaris de platges de Formentera.

Más variada, aunque no menos numerosa, es la clientela que pasa por Artesania Formentera. «Se nota que ha empezado el verano, y ha empezado bastante bien para nosotros, no nos podemos quejar» dice Cristina Roig, dependienta de la tienda.

No tan lejana está la Fonda Platé, un local genuino con una de las terrazas más cotizadas de Sant Francesc. Allí también han notado el aumento de clientela desde que abrieron poco antes de Semana Santa. Mariana Pereira, encargada del local, confiesa que «hay más flujo de gente en comparación con el año pasado. No solo con la gente de aquí, que es la clientela con la que más solemos trabajar, sino también con los turistas».