La niebla y el azar fueron los responsables de que Mar Marí se convirtiera el 14 de febrero de 2007 en el primer bebé que nació en el hospital de Formentera.
Su madre, Teresa Mayans, recuerda que, cuando se puso de parto, el helicóptero que debía trasladarla a Can Misses no pudo aterrizar en la isla a causa de la niebla y tuvo que acudir al recién estrenado hospital que había abierto sus puertas apenas dos semanas antes. «Más de una amiga me decía de guasa que sería la primera que pariría en el hospital aunque yo pensaba que no me tocaría», explica Teresa.
Pero la realidad es que le tocó -»no me quedó otra», señala-y la llegada de Mar, que pesó 3,6 kilogramos al nacer, se produjo a la una y ocho minutos de la madrugada tras un parto «bueno y rápido» que se convirtió en una gran fiesta a la que acudieron prácticamente todos los trabajadores del centro. «En el paritorio había un montón de gente, todo el hospital estaba allí preguntando cómo iba la cosa. El médico me tuvo que decir que me centrara en el parto y dejara de mirar a la gente», recuerda Teresa entre risas antes de contar cómo fue el parto de Alba, su primera hija.
A diferencia de Mar, Alba nació en Can Misses pero, una semana antes del parto, Teresa estuvo yendo y viniendo cada día de Ibiza a Formentera para someterse a controles médicos por tener la tensión alta. Sin embargo, en el DNI de las dos hermanas consta que ambas han nacido en Formentera porque el Ayuntamiento daba un plazo de tres días a los padres para inscribir a los recién nacidos en el Consistorio formenterense, ya que de lo contrario no habría apenas población oficial de la isla.
El nuevo hospital de Formentera ha permitido que las nuevas generaciones de formenterenses nazcan sin salir de la isla en un centro hospitalario. Hasta hace tres o cuatro décadas, muchas madres no querían desplazarse a Ibiza o no tenían tiempo de hacerlo y optaban por tener a sus bebés en casa como recuerda la propia Teresa: «Yo nací dentro de casa y mi abuela fue la matrona. Mi madre tenía que ir a Ibiza pero cuando se puso de parto dijo que no se iba. Que había tenido tres hijos en casa y que la cuarta también podía nacer aquí».
Apendicitis de urgencia
Una urgencia fue también el motivo de que Eric Torres fuera la primera persona a la que intervinieron quirúrgicamente en el nuevo hospital por una apendicitis el 7 de abril de 2007.
Las manos que le operaron fueron las del doctor David Prada, un cirujano que todavía continúa trabajando en el hospital, y que dice no recordar cómo fue la operación. «Sé que la primera operación fue a un niño de doce años porque hace un tiempo operé también a su padre y me lo recordó», afirma.
Vivir en una isla tan pequeña como Formentera hace que prácticamente todo el mundo se conozca, incluidos los médicos y los pacientes, un factor que ayuda o no a la hora de confiar en las manos de un médico, por ejemplo, en una intervención quirúrgica. «Tienes más confianza o menos dependiendo de quién sea el médico», afirma con cierta sorna el primer operado en Formentera.
Eric, que tiene ahora 22 años, estaba hace una década las bodas de oro de unos familiares cuando empezó a sentir molestias y acudió rápidamente al nuevo hospital con sus padres. Allí les dijeron que el niño sufría una apendicitis y que debía ser operado de urgencia. «Mi madre estaba más preocupada que yo pero todo fue muy bien», señala Eric quien cuenta también cómo se benefició toda la familia de la inauguración del centro, ya que solo tres días después de aquella operación, su propia hermana vino al mundo también en el nuevo hospital.
La primera consulta
El 30 de enero de 2007, el hospital de Formentera abrió sus consultas externas en las que los diferentes especialistas podían a partir de ese momento atender a los pacientes que, hasta entonces, solo podían ser visitados por médicos de cabecera en el antiguo y único centro de salud que había en la isla.
Dos días más tarde, el uno de febrero de 2007, la colombiana Esmir Diafara acudió a su cita de las 10 de la mañana y fue la primera persona que fue atendida en el hospital aunque no lo ha sabido hasta ahora al repasar los expedientes de los enfermos atendidos.
En ese momento, Esmir llevaba solo un año viviendo en Formentera y fue al centro para que le recetaran unas pastillas contra la tensión alta. «Mi madre murió de esta dolencia y yo siempre me he preocupado por tratarme», cuenta Esmir, quien destaca las diferencias entre la sanidad española y la de su país. «En Colombia todos los médicos cobran», afirma.
Desde ese momento, Esmir se convirtió en usuaria habitual del hospital. «Siempre que me enfermo vengo. Estuve en diciembre por la gripe y vengo normalmente para hacerme la citología y todos los análisis», explica.
Teresa y su hija Mar, Eric y Esmir son tres de los ejemplos de cómo ha cambiado la vida para los habitantes de esta isla desde hace una década cuando las madres que iban a tener a sus hijos y los enfermos debían coger un barco o un helicóptero para trasladarse a Ibiza y ser tratados.
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