Estas actividades también se desarrollarán a lo largo del miércoles y el jueves en la sede de la UIB en Ibiza. | Alejandro Mellon

En la tercera planta de la sede de la UIB, a través de la popularmente conocida como mosca de la fruta, un grupo de jóvenes aprende la teoría de la genética mendeliana. Una planta más abajo, mediante una serie de reacciones químicas, otro grupo trata de encontrar una explicación a los cambios de temperatura que se producen en el mar a diferentes alturas. En la primera planta, otro grupo trata de elaborar con éxito, mediante piezas de LEGO, un robot que sea capaz de seleccionar de manera autónoma otras piezas, según su color.

Todo ello se trata de una nueva edición de ‘Ciència per a tothom’, un proyecto de la Universitat de les Illes Balears (UIB) que, un año más, llega a Ibiza para acercar la ciencia más práctica y experimental a los jóvenes de la isla. Durante tres días alumnos de los diferentes institutos de la isla pasarán por las diferentes aulas de la universidad para conocer de primera mano estas prácticas. Se trataba, en principio, de alumnos de 4º de ESO y 1º de Bachillerato, aunque también se han sumado algunos otros grupos de 2º de ESO.

Durante estas jornadas «los jóvenes aprenden, de manera práctica, a hacer ciencia de una manera diferente a como se hace en las aulas. Además, adaptamos el nivel de las prácticas al del alumnado, para que nadie se quede atrás, ya que a veces en estas asignaturas hay mucha diferencia de nivel», explica Francisca Molinos, coordinadora de ‘Ciència per a tothom’. Una actividad que en Ibiza lleva desarrollándose desde el 2013, aunque ya existía anteriormente bajo otro nombre.

De esta manera, el alumnado de los institutos que participan en estas jornadas pasarán por tres talleres. En el primero de ellos, el de física, con el nombre de ‘El calor, una propiedad importante de la naturaleza’, los alumnos experimentan con el fenómeno de la convección, consistente en el desplazamiento de masas con un gradiente de temperatura diferente.

En el taller de biología, en una introducción a la genética, los alumnos tienen la oportunidad de trabajar con Drosophila melanogaster, conocida popularmente como mosca de la fruta, uno de los animales más comunes en los experimentos de genética. De ella los alumnos observan su morfología en estado salvaje, así como los efectos de algunas mutaciones.

Por último, en el taller ingeniería informática los jóvenes conocen las bases de la programación mediante «una serie de retos que los robots tienen que alcanzar, además de conocer las implicaciones que tiene programar un robot que interactúa con el entorno físico mediante sensores y actuadores».