Unos 70 taxistas van a dedicar parte de su tiempo a pasear por la ciudad a los usuarios de las residencias para que también puedan disfrutar de la iluminación navideña durante estas fechas tan señaladas. | Alejandro Mellon

Con la iniciativa Un Nadal, un somriure, el sector del taxi en Ibiza alegró este lunes a muchos mayores de la isla lo que iba a ser un frío y aburrido día de diciembre. Hasta este miércoles, unos 70 taxistas van a dedicar parte de su tiempo a pasear por la ciudad a los usuarios de las residencias para que también puedan disfrutar de la iluminación navideña durante estas fechas tan señaladas.

Según las previsiones y si el mal tiempo no lo impide, cerca de 120 residentes van a participar en esta iniciativa solidaria que comenzó ayer. El paseo Vara de Rey o el puerto, pasando por las principales avenidas de la ciudad, serán algunas de las zonas a visitar.

David, uno de los taxistas impulsores de esta actividad, llegó a Vara de Rey repartiendo gorros de Papá Noel a todos los voluntarios que acudieron para colaborar. Tras descargar de su vehículo varias sillas de ruedas, explicó que en Ibiza los taxistas empezaron a realizar estos paseos solidarios en 2017, teniendo que interrumpirlos durante los años del Covid para retomarlos después. «Las residencias y los ayuntamientos aceptaron muy bien esta propuesta que ya habíamos visto en ciudades como Barcelona. Colaboran taxis de toda la isla», explicó.

Día frío

Noticias relacionadas

A pesar del frío, en esta primera jornada un total de 11 taxis con cerca de 40 usuarios de las residencias de Ibiza disfrutaron de Un Nadal, un somriure. También en Vara de Rey familiares y amigos estuvieron esperando pacientemente a estas personas para acompañarlas en su recorrido.

Martín, usuario de Colisée Sa Residència, aseguró que la iniciativa le parecía muy buena, aunque el frío no se lo estaba poniendo nada fácil. Para entrar en calor, no dudó en acercarse a uno de los puestos situados en el paseo para comprar un vasito de vino. Así, del brazo de una acompañante, se disponía a visitar toda la iluminación navideña de Vila.
Ana, acompañada por su hija, miraba asombrada todas las luces instaladas en Vara de Rey.

Los voluntarios explicaron que, aunque muchos de ellos ya no son capaces de expresarse, suelen mostrar con sus gestos una gran alegría por participar en este paseo y ver la ciudad iluminada. «Otros, cuando les decimos que se ha terminado, nos comentan que si no se pueden quedar un poco más», afirmó una voluntaria.