Cáritas Ibiza celebra la campaña ‘Nadie sin hogar’ con un flashmob en Vara de Rey. | Irene Arango

El paseo de Vara de Rey, en Ibiza, ha sido el lugar escogido este jueves por Cáritas para llevar a cabo el acto principal de la campaña ‘Nadie sin hogar’ de este año. La ONG de la Iglesia católica, que este año ha atendido a más de 200 personas en su centro de día, quiere ser el altavoz de las personas que sufren exclusión residencial en la isla. «Con el lema ‘Caminos juntos’ queremos reivindicar las carencias que tienen las personas que pasan por el centro de día, sobre todo la falta de vivienda. En estos perfiles de exclusión extrema llevan consigo otras dificultades en temas sanitarios, relacionales, gente que no tiene ninguna red y que se pasan el día solos. Todo empieza a fallar cuando falta la vivienda», señaló Gustavo Gómez, coordinador de Cáritas Ibiza.

Más de medio centenar de personas, muchas de las cuales gente que duerme en la calle, participaron en el ‘dance flashmob’ a ritmo de ‘Fame’, de Irene Cara. A las doce del mediodía se leyó el manifiesto de la campaña de este año. «En España, en la actualidad, hay miles de personas en situación de sin hogar, una cifra indecente, cuando sabemos que hay 4 millones de viviendas vacías», rezaba el texto. «Si no tenemos acceso a una vivienda digna y segura tenemos dificultades para tener y mantener un empleo, para empadronarnos, para acceder a prestaciones y deteriora nuestra salud física y mental», leyó una de las participantes del acto.

Centro de día

Gómez explicó que los perfiles de las personas que pasan por el centro de día de Cáritas «requieren de mucho trabajo y esfuerzo conjunto». El 40 % de las personas que acuden al centro de día de Cáritas tienen nacionalidad española, mientras que otro 40 % son inmigrantes sin documentación, lo que supone «un factor en contra más potente».

El coordinador de Cáritas Ibiza apuntó que «siguen faltando recursos pese a la existencia de otros recursos de pernocta fuera de Cáritas, como el centro temporal de baja exigencia de Sa Joveria, «pero casi siempre están llenos». Además del centro de día, Cáritas también cuenta con un centro de acogida que, hoy por hoy, está destinado solo a una veintena mujeres y menores. «Son mujeres con problemas puntuales, intentamos que vayan rotando y que en tres o cuatro meses hayan solucionado sus problemas, puedan salir y seguir sus vidas», añadió Gustavo Gómez.

Testimonios

Una de las personas que viven en la calle y que este jueves ha participado en el acto de Cáritas en Vara de Rey ha sido Eugenio, de 57 años y nacido en Rumanía, que lleva una quincena de años en Ibiza y más de diez viviendo en la calle. «He trabajado en la obra y en un montón de cosas», asegura con una mochila a cuestas en la que guarda su saco de dormir. Asegura que cada año le cuesta más encontrar trabajo y que les es imposible alquilar una vivienda. Dice que duerme en un banco «cerca de Pacha» y que para él lo más duro de dormir en la calle «es el miedo a que me roben. No duermo y me levanto muy mal». Pese a lo mal que lo está pasado, apunta que «Cáritas me ayuda en todo».

Inko Georgieev es búlgaro y tan solo lleva cuatro meses en Ibiza procedente de la Península. Vive en una tienda de campaña porque le piden «mucho dinero, 600 euros, por un cuarto muy pequeño y luego hay que pagar luz y agua». En el poco tiempo que lleva en la isla, Inko ha trabajado en un restaurante del puerto de Ibiza todo el verano. Como Eugenio, también tiene un gesto de agradecimiento para Cáritas: «Me han acogido muy bien y hacen lo imposible para ayudarnos». Además, lanza un mensaje optimista para todos los que están en su misma situación: «Todos tendremos un hogar, nos va a ir bien porque Ibiza es grande».

Quien no ha tenido tanta suerte es el senegalés Wade, que vive en Ibiza desde hace medio año y tan solo ha podido trabajar «dos semanas, porque no tengo papeles». Vive en Sa Joveria, donde le dan «comida y dormir gratis». A sus 25 años, asegura que ha perdido a toda su familia en Senegal, donde solo tiene a una hermana pequeña en un orfanato. «Yo he venido aquí para ayudar a mi hermana pequeña», apunta con una sonrisa.

El brasileño Jefferson, de 43 años, está en Ibiza desde hace dos y vive en una casa de acogida «temporalmente, durante seis meses». Asegura que le cuesta encontrar trabajo: «Es complicado, tenemos que trabajar en negro». Explica que llegó a la isla por amor. Una pareja que «me echó y me quedé en la calle». Ahora vive en una tienda de campaña y quiere intentar conseguir los papeles ya que no puede volver a su país «por motivos personales».

Quien sí consiguió salir de un bache complicado fue Susi, de 38 años y también brasileña. Hace un tiempo tuvo depresión y se encerró en su casa durante dos años. Pero pidió ayuda y salió del pozo. «Cáritas me cogió de la mano y me dijo: ‘!Para adelante!’». Ha pasado por todas las áreas de Cáritas: voluntariado, los talleres de Can Pep Xico y la nave de ropa, inserción laboral, en la tienda de Cáritas en la calle Aragón y ahora coordina la tienda de Felipe II, «donde repartimos ropa para personas en exclusión social y la vendemos para ayudar a este proyecto».

Sin embargo, su situación habitacional está lejos de ser óptima: «Pago 600 euros más gastos por una habitación muy chiquita sin ventanas a la que tengo que entrar de lado y junto al baño, que se escucha todo».