Los siete visitantes en la puerta de Can Botino. | Toni Planells

Un grupo de siete personas quiso celebrar el Día Internacional de las Personas Mayores uniéndose a la iniciativa del Ayuntamiento de Eivissa, que abrió las puertas del Arxiu Històric d’Eivissa i Formentera.
La cita era a las 9:15 horas de la mañana en Vara de Rey para pasear hasta Can Botino, donde la concejala de Mayores, Sara Barbado, se encargó de darles la bienvenida antes de cruzar las puertas de la primera planta, donde se encuentra el Arxiu Històric.

Unas puertas que trasladaron al grupo de veteranos, seis mujeres y un hombre, a un viaje en el tiempo de la mano de una guía de excepción, Fanny Tur, la archivera.

Tur hizo un recorrido por la historia de Ibiza y Formentera, «ya que Formentera no se independizó administrativamente de Ibiza hasta 1899», buceando por distintos documentos originales, desde cartas reales del siglo XV anunciando el descubrimiento de un nuevo continente hasta el documento en el que Carlos III declaraba Ibiza como ciudad en 1782.

Sin embargo, Tur optó por comenzar su viaje a través de la historia de Ibiza zambulléndose en los archivos de los antiguos juzgados, «que son los más divertidos y los que cuentan las historias que ocurrían en el día a día, y que no se resolvían a garrotazos».

Fanny Tur hizo un recorrido por la historia de Ibiza y Formentera.
Foto: Toni P.

De esta manera, entre sorpresas y risas, el grupo de mayores pudo escuchar historias como la de un hombre que acabó en la cárcel por un beso en una sentencia, que podría interpretarse como pionera contra los abusos sexuales, de 1708. «Según la moral de la época, un beso era suficiente para que una chica se quedara sin honra», explicó la archivera antes de detallar que «el hombre intentó besarla para casarse con ella o, de lo contrario, que ella se quedara sin honra. Por suerte, la chica tenía una abuela muy ‘verra’ que llevó al hombre a los juzgados; otras familias la hubieran obligado a casarse». Anécdotas que despertaron el debate entre los asistentes sobre cómo han perdurado estas actitudes. «Hasta hace no tanto, yo todavía recuerdo cuando las mujeres no podíamos hacer nada sin el permiso del padre o del marido».Otros documentos que conectaron directamente con algunos de los visitantes fueron los de los emigrantes que, durante los años 20, se marcharon a Cuba, Argentina o Nueva York, «cuando éramos nosotros los que nos teníamos que marchar». «Mi madre se fue a Cuba», comentaba una de las asistentes, mientras Tur subrayaba que «muchos de los que se iban no tenían más que 13 o 14 años y, claro, no todos volvían. Conozco el caso de una mujer que, cuando volvió de Nueva York, además del ‘eivissenc’, sabía hablar inglés pero no castellano». La archivera mostró cómo evolucionaron los documentos de emigración con los de los años 30, «cuando la gente se iba al norte de África; los documentos añaden más información sobre el porqué de su marcha».


Bandas municipales

Otro de los puntos divertidos y en los que los visitantes pudieron conectar con sus recuerdos fue el repaso a los bandos municipales. «No solo encontramos bandos en los que se reparten las playas a las que pueden ir las mujeres y las que pueden ir los hombres, sino que también encontramos bandos que prohíben a los hombres navegar cerca de las playas de las mujeres», explicó Tur, además de otras normas curiosas relacionadas con el Carnaval, «donde se prohibía vestirse como el clero o la Guardia Civil o tirar confeti de colores, solo confeti blanco y negro». Otra de las asistentes recordó cómo en su Santa Pola natal «los bandos y las noticias las comunicaba un pregonero», a lo que la archivera recordó que «aquí también había, pero muy antiguamente, ya que encontré un documento en el que constaba la extrañeza del pueblo al haber escuchado el bando del alcalde en forastero».

Tras destacar otros detalles de la visita como los dibujos de las armas en los documentos de los juzgados o las anécdotas del día de Sant Cristòfol, además de poder admirar obra de Narcís Puget, Catalina, una de las asistentes a la visita, reconoció estar «anonadada» y habérsela tomado «como el mejor regalo para este día. Ha sido muy divertido, a la vez que muy educativo».Emocionada por los agradecimientos de los visitantes, la concejala de Mayores, Sara Barbado, se mostró más que satisfecha por la actividad: «Ha sido un placer ver cómo Fanny Tur les contaba historias del pasado y cómo compartían las suyas», sin dejar de recordar que «seguiremos celebrando el Día Internacional de las Personas Mayores este viernes con una visita de la Policía Nacional, que dará una pequeña charla para evitar los fraudes a los que están expuestos nuestros mayores».