Sant Joan mantiene viva la tradición en el día de su patrón
La jornada ha contado con misa, procesión y ‘ball pagès', en un día en el que muchos vecinos se reencuentran tras las hogueras de la ‘Nit de Sant Joan'
Un momento durante la 'ballada' de sa Colla de Labritja. | Alejandro Mellon
Poco antes de las 12.00 horas de este lunes los vecinos de Sant Joan de Labritja se concentraron en la plaza de la Iglesia para celebrar su patrón después de la Nit de Sant Joan. Bajo el calor muchos de los habitantes comenzaron a buscar alguna sombra para poder esperar al comienzo de la misa, mientras que otros decidieron entrar ya para tener su sitio en este templo. La eucaristía fue oficializada por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas.
Para este día tan especial se acercaron algunas autoridades, como Vicent Marí, presidente del Consell d'Eivissa, Tania Marí, alcaldesa de Sant Joan, o Marcos Serra, alcalde de Sant Antoni. Sobre las 12.20 horas, con un retraso de 20 minutos, sa Colla de Labritja comenzó a sonar los instrumentos para entrar a la iglesia, que estuvieron seguidos por las instituciones. Una vez terminó el repic de las castanyoles, el tambor y la flaüta, sonaron cantos eclesiásticos para que entraran los miembros religiosos.
Un día de celebración
Toni y Toni son dos vecinos de la localidad que decidieron subir un año más a conmemorar este día. Y uno de ellos celebró aún más este día porque coincidió con su cumpleaños número 82, por lo que fue una fecha bastante señalada en su calendario. «Las fiestas las respetamos mucho. Es un día muy bonito porque nos juntamos todos», comentó uno de ellos, antes de que diese comienzo la eucaristía, quien añadió lo siguiente: «La gente ya no acude tanto como antes, porque antes esto era un polvorín. Ahora va más a su aire y la gente que seguimos viniendo la verdad que lo adoramos».
Una vez concluida la misa, tanto vecinos como instituciones, cargaron los santos para realizar la procesión que dio la vuelta por todos los alrededores de la plaza de la iglesia.
«Nosotros siempre intentamos preparar este día con mucha ilusión, porque es el día del pueblo. Cuando cae en fin de semana es más sencillo organizarlo, pero ahora han venido muchos estudiantes que están fuera que han venido con muchas ganas de estar aquí», afirmóLali Escandell, integrante de sa Colla de Labritja desde hace cuarenta años, tantos como tiene la agrupación, por lo que ha visto cómo ha evolucionado.
Una vez concluida la procesión, la Colla realizó una muestra de ball pagès, donde participaron desde los más veteranos hasta los más pequeños que han comenzado hace poco. Durante la ballada se celebró también el tradicional reparto de orelletes, bunyols, vino y refrescos. Los asistentes también pudieron disfrutar de una exposición en conmemoración de los 40 años de sa Colla de Labritja.
Yo estuve allí y hacia un sol y un calor de justicia. Fui a acompañar a alguien porque sino no son esas horas para salir de casa. Las chicas del baile todas chorreando con todo la ropa que llevaban, los chicos igual. El publico, que eramos comprensiblemente cuatro gatos, también acalorados y sudando. Tuvieron que repartir vasitos de agua fresca porque la gente estaba desfalleciendo. El obispo con la sotana empapada. En la iglesia abrieron la puerta para hubiera corriente pero aun así era como una sauna y la gente estaba allí cocida. Yo por suerte para la misa me pude escapar al bar a tomarme una cerveza mientras esperaba a que terminasen y saliera la persona a la que estaba acompañando. Lo mejor de la jornada fue cuando volvíamos a casa en coche con el aire a tope. Si es que no se pueden organizar ya eventos así en verano al mediodía, el calor no lo permite.
2 comentarios
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Cualquier día puede dar un golpe de calor, dios no lo quiera...en esas condiciones no hay necesidad. Se puede hacer a las 10 de la mañana. No?
Yo estuve allí y hacia un sol y un calor de justicia. Fui a acompañar a alguien porque sino no son esas horas para salir de casa. Las chicas del baile todas chorreando con todo la ropa que llevaban, los chicos igual. El publico, que eramos comprensiblemente cuatro gatos, también acalorados y sudando. Tuvieron que repartir vasitos de agua fresca porque la gente estaba desfalleciendo. El obispo con la sotana empapada. En la iglesia abrieron la puerta para hubiera corriente pero aun así era como una sauna y la gente estaba allí cocida. Yo por suerte para la misa me pude escapar al bar a tomarme una cerveza mientras esperaba a que terminasen y saliera la persona a la que estaba acompañando. Lo mejor de la jornada fue cuando volvíamos a casa en coche con el aire a tope. Si es que no se pueden organizar ya eventos así en verano al mediodía, el calor no lo permite.