—Acaba de publicar su primer poemario, ¿le ha costado mucho conseguirlo?
—Cuando tenía unos cuantos poemas listos, los mandé a una editorial, Delecé, que enseguida me los aceptaron. Así que firmamos un contrato y, a día de hoy, ya tengo el poemario en mis manos. Además tengo otro contrato con la editorial El Talón de Aquiles. La verdad es que he estado más de un año trabajando en el poemario, escogiendo las metáforas más adecuadas, cuidando el ritmo y la métrica...
—¿Qué le llevó a la poesía?
—Fue tras la época en la que estudié en la Escola d'Arts d'Eivissa. Una época en la que tuve un pequeño bajón emocional que me llevó a la poesía, a la necesidad de expresar de alguna manera lo que tenía dentro.
—Estudiando en la Escola d'Arts, llama la atención que eligiera la poesía como modo de expresión y no otras disciplinas artística más visuales.
—Es cierto, pero pronto me di cuenta de que a través del dibujo o la pintura no me podía expresar de la misma manera que me expresaba con la poesía. Fue en ese momento, que coincidió con el bajón del que os estoy hablando, en la que decidí dejar la Escola d'Arts y centrarme más en la poesía. Desde que comencé, he tardado más de ocho años en llegar a publicar mi primer libro.
—¿Tiene algún poeta de referencia que le inspirara a la hora de ponerse a escribir poesía?
—Leopoldo María Panero sería una de mis máximas referencias con su libro ‘Poemas del manicomio de Mondragón'. Su manera de expresarse a través de metáforas me despertó la curiosidad por escribir y expresarme de esa manera. A partir de Leopoldo María Panero empecé a descubrir otros autores, como los clásicos del simbolismo , Baudelaire o Rimbaud, la generación del 27 con Lorca y demás. Leyendo a estos autores uno dice, ¡joder, yo quiero escribir y expresarme de esta manera y aplicarlo a lo que yo he vivido!
—¿Siempre ha sido lector de poesía?
—No. La verdad es que empecé escuchando el rap y ‘free style' en la calle. Antes había leído alguna cosa, pero cuando me puse a leer poesía de verdad fue en la época en la que empecé en interesarme ponerme a escribir. A partir de ese momento quise conocer a los autores que han ido marcando la poesía durante la historia.
—En su libro, ‘Los susurros que te debo', ¿de qué nos habla?
—Básicamente, pretendo hablar del amor melancólico. De una persona querida a la que echas de menos porque sabes que se ha ido en algún momento o que ya se ha marchado. Ese amor efímero, que dura solo un momento y que, sin embargo, te acaba dejando una marca que dura toda la vida.
—¿Dedica el libro a alguien en concreto?
—A todas las mujeres que he conocido. En concreto a la que se convirtió en el amor de mi vida.
—Según lo que nos cuenta, escribir este libro, ¿le ha servido de algún modo como terapia?
—La verdad es que me ha permitido desahogarme en un momento bajo de la vida. Escribir me ayudó a seguir adelante.
—¿Ha pensado en presentar de manera oficial su libro?
—He estado valorando distintos lugares de la isla, pero de momento todavía no me acaba de convencer ningún lugar concreto.
—¿Se relaciona con el mundo de la poesía ibicenco?
—Tengo que reconocer que todavía no estoy muy al día del panorama de la poesía en Ibiza. Pero, ahora que he descubierto que la poesía es lo mío en la vida, no voy a parar de investigar y de tratar de descubrir nuevos autores sea donde sea. Desde que descubrí la poesía tuve claro que esto iba a ser mi vida.
—¿Dónde aspira a llegar con la poesía?
—Ojalá pudiera llegar a vivir de ello. Mientras tanto, trabajo durante la temporada de verano como recepcionista en un hotel. Así me puedo tomar todo mi tiempo durante el invierno para escribir.
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