Estamos prácticamente a las puertas de unas nuevas elecciones locales y la mayoría de los problemas y proyectos de los que llevamos hablando los últimos años siguen enquistados o sin solución. En tema de carreteras, el equipo de gobierno del Consell d’Eivissa acudirá a los próximos comicios con la medallita del inicio del desdoblamiento de la carretera de Santa Eulària, el cambio en la señalización del segundo cinturón de ronda y el repintado unas marcas viales que vuelven a estar desgastadas, además de pequeñas reparaciones en carreteras secundarias. Un bagaje rácano para un departamento que cuenta, incluso, con un coordinador de Mobilitat que ha centrado su acción en instalar cargadores para vehículos eléctricos (¡olé!) pero que apenas ha mejorado la red de carriles bici. Nada se ha avanzado en las negociaciones del convenio de carreteras con el Ministerio de Fomento, un acuerdo imprescindible para recibir unos fondos que prácticamente se han agotado. Mientras, proyectos como la ronda sur de Sant Antoni duermen el sueño de los justos. De la chapuza de la travesía de Jesús no añadiré nada porque ya se ha dicho todo lo que se podía decir. También es justo resaltar que las conexiones de bus con las playas han mejorado notablemente. No obstante, ni Consell ni Ayuntamiento de Eivissa han conseguido desbloquear la situación del Cetis. No sé si están esperando a que entre la nueva concesión de líneas insulares en funcionamiento para abrir esta estación de autobuses maldita, uno de los grandes fiascos de la historia de esta ciudad. Eso sí, los semáforos ya llevan falda.