Todos los números y estadísticas conocidos nos han dado el último aviso ya hace al menos diez años. Han gobernado el Pacto, el PP y otra vez el Pacto y el problema del tráfico no se ha resuelto. Más bien todo lo contrario, ha seguido una misma evolución ascendente, incluso en los años de crisis, aunque bien es cierto que esta no ha golpeado las Pitiusas con la intensidad de otros lugares. Mientras el resto de España sufre las vacas flacas y las sanciones a Rusia, que tanto afectan a nuestros agricultores, el universo turístico se beneficia de las lamentables condiciones bélicas de nuestra competencia.

Quizás debiéramos preguntarnos por qué no conseguimos atajar este problema que nos está dando un malvivir y magnificando de paso otras carencias. El tráfico no es solo un problema de vehículos o de conductores, desde el momento en que la isla 1) se ha consolidado en los 160.000 habitantes y 2) y en los cinco millones de turistas.

Estos crecimientos exorbitantes descoyuntan cualquier intento de racionalización. Nadie podría hacerlo mejor que Ibiza o Formentera en estas mismas condiciones. Pero esto que acabo de ofrecer ha de ser más una explicación que una excusa. Y hace décadas que lo he escrito: el diseño urbanístico de Ibiza obedece antes al concepto de garden city, al modo de Los Ángeles que a una gran urbe con pretensiones y diseño de racionalidad para optimizar recursos. Una vez aceptado esto, es normal que, por ejemplo, los paradas de autobuses sean un caos, en el cual siempre alguien quedará en inferioridad de condiciones. Ello explica, además, que en cada casa de Ibiza se tengan dos o tres coches en propiedad. No es un capricho, es una necesidad, es una esclavitud.

En Ibiza circulan 153.000 vehículos, un 5% que en 2015. ¿Observan lo que les decía sobre los aumentos vertiginosos? Sumemos los del alquiler. O sea, hemos doblado el numero de hace 20 años.

Y mientras tanto, el Pacto dedicando su tiempo a imponer el barcelonés y desmontando la sanidad.
@MarianoPlanells