Que Cristóbal, el nombre ficticio con el que se da a conocer, se encargue de recoger y donar alimentos a aquellas personas que lo necesitan no cabe duda de que es una buena causa. El quid de la cuestión es que hay una normativa y unos protocolos que seguir en esta situación extraordinaria que atraviesa la sociedad por culpa de la COVID-19. Hace dos meses podía hacer esto sin problema, pero ahora, entre el confinamiento y el hecho de evitar aglomeraciones, la ley lo impide.
Una crisis que conllevará la reducción de los precios de la vivienda
Todos saben de los problemas de vivienda existentes en Ibiza y Formentera. Los precios de venta –y alquiler– están muy por encima de la media nacional y es complicado hacerse con un lugar para vivir. Pero nada ni nadie es ajeno a esta crisis, que tiene visos de obligar a los propietarios a «adecuar los precios al valor real de las casas», como indica Mila González, presidente de la Apibiza. De hecho, ya hay inmuebles que han visto reducido su precio entre un 15 y un 30 por ciento tras el confinamiento.
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