Odio y cinismo

Días atrás constatamos que hay mujeres transexuales abiertamente islamofobas y racistas, lo cual es muy llamativo porque cuesta creer que alguien que pertenece a un colectivo que sufre discriminación, la practique sin reparo por cuestiones ideológicas. También hemos comprobado que el rapero norteamericano Kanye West, defiende el racismo y que el esclavismo es una opción. Además, se proclama orgulloso de ser nazi y dice amar a Adolf Hitler. En este caso lo más delirante es que el muchacho es de color. No se da con habitualidad que alguien racializado se declare racista, nazi y profundamente antisemita. Hay quien le disculpa porque el pobre padece alguna enfermedad mental, aunque no está clara si es esquizofrenia o epilepsia. Para el caso, lo mismo da porque realmente lo que sufre es de una patología muy extendida: el odio y la xenofobia. Da pena y asco. Pero lo anterior nos permite darnos un baño de agua fría y descubrir que hay personas que hacen apología del odio de forma permanente. Y que pretenden, además, que respetemos su ideología porque se trata de defender la libertad de expresión. No, amiga, no. Se respeta a la persona, que es quien posee los derechos reconocidos en las leyes; no se respeta el odio a las minorías, ni las faltas de respeto, ni la apología del nazismo. Todo lo contrario, se detesta a quien así se conduce y se le señala públicamente. Sucede que el radicalismo está de moda y triunfa el salir en la tele soltando burradas sin filtro. Parece que eso es seña de autenticidad, de genialidad, de valentía. Pero hay que preguntarse ¿qué valentía hay en criminalizar a los musulmanes, a los judíos, a los negros? Menos aun siendo negro. También tenemos que soportar que el PSOE acuse al PP de ‘lawfare’, con su rico historial de abuso de las iniciativas judiciales para doblegar al rival político en Ibiza. Cínicas.