La feria turística Fitur ha servido para constatar las buenas sensaciones y a la par la prudencia con la que afronta el sector turístico de Ibiza la presente temporada turística de 2025. En el horizonte, los retos a tener en cuenta que volverán a repetirse este año, como son la lacra de la piratería en todas sus formas y la falta de vivienda. En cuanto a la piratería, destaca como máximo exponente el alquiler de pisos a turistas, una práctica prohibida en su totalidad en Ibiza que afecta no sólo a la rentabilidad de los empresarios de alojamiento que pagan impuestos para ejercer su actividad sino al residente de todo el año y también al trabajador de temporada, que ven mermada la oferta de pisos a precios asequibles durante todo el año.

En este punto, el empresario Abel Matutes Prats lanzó en Fitur una seria advertencia y es el riesgo serio de «colapso» por el indecente número de pisos que se alquilan a turistas y que son, de hecho, quienes producen la sensación de masificación. AirBnb, por su parte, emitió un comunicado esta semana para defender el supuestamente reporte económico que su actividad genera «a las familias». Sí, sobre todo a las de los fondos de inversión extranjeros o a extranjeros que han comprado la vivienda con el único objetivo de alquilarla en verano a turistas como si fuera un hotel. La ‘brillante’ idea que aporta AirBnb ahora para intentar calmar las aguas es un teléfono para que los vecinos se quejen de los alquileres ilegales o cuando haya molestias. A falta de conocer más detalles de esta iniciativa, se puede deducir que será una ‘tirita’ que no contendrá la sangría que esta plataforma provoca en Ibiza. Y la pregunta es, si el alquiler de pisos a turistas está prohibido en Ibiza y AirBnb es el máximo exponente de esta actividad ilegal en la isla, ¿por qué no prohibir AirBnb en Ibiza?