Margalida Ramis, de El GOB. | CAIB

El abandono del Pacto por la Sostenibilidad en Baleares por parte del GEN-GOB, de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma y del Fòrum de la Societat Civil, entidades estrechamente vinculadas a la izquierda, demuestra su alarmante incapacidad para aceptar procesos democráticos si los resultados no se ciñen a sus exigencias y planteamientos ideológicos específicos. Estas entidades han calificado el pacto como inservible antes de que concluyan los trabajos, lo que es una clara muestra de actitud más cercana al boicot que a la cooperación constructiva. El objetivo del Pacto por la Sostenibilidad es ambicioso y necesario: abordar medidas para contener la llegada masiva de turistas, mejorar el transporte, la movilidad y el medioambiente de forma consensuada. Sin embargo, el consenso requiere concesiones. Que estas entidades, lideradas en su inmensa mayoría por dirigentes de partidos de izquierdas, anuncien que se borran del proceso, es sintomático de que no ven garantizado su preeminencia ideológica, con la falta de compromiso que ello significa, ya que su único objetivo es imponer sus propias agendas. Dinamitan así el debate plural y excluyen de facto a otros sectores con posturas igualmente legítimas. Su participación inicial era relevante para enriquecer las discusiones, pero su salida era previsible, dado el historial de imposición de criterio que suelen exhibir. El desarrollo sostenible no es propiedad de un grupo ideológico, sino una necesidad de toda la sociedad balear. Por eso, el Govern y el resto de participantes en el Pacto deben seguir adelante y trabajar para demostrar que es posible avanzar sin depender de quienes confunden participación con imposición. El éxito del Pacto dependerá no solo de su contenido, sino de su capacidad para demostrar que el diálogo abierto, aunque complejo, es más eficaz que las actitudes excluyentes.