Este sábado 30 de noviembre se celebró el Día Internacional de Lucha contra los Trastornos Alimentarios (TCA). Esta fecha para muchos puede llegar a ser insignificante y un día más en su vida, pero para otras personas es una fecha de conmemoración. Una fecha para celebrar que por fin pudieron salir de los tentáculos que absorbieron la anorexia o la bulimia, los trastornos más conocidos en la sociedad.
Ana y Mía son la representación de la anorexia y la bulimia. Dos nombres que se cogieron hace años para intentar encubrir los portales de internet en los que se daban consejos para seguir siendo víctima de un TCA. Entre estas palabras no me gustaría decir las claves que se compartían después de investigar sobre ellas, puesto que no lo veo necesario y podría llegar a ser un arma de doble filo si alguien está sufriendo este problema. Pero el problema viene cuando no se ha controlado durante años este asunto en las redes por el poco conocimiento que se tiene de la enfermedad, que, por suerte, cada vez es más conocida para poder poner freno cuanto antes a los problemas que causan estos lugares.
Y cabe destacar que esta enfermedad no solo afecta a las mujeres, aunque se crea así. También afecta a los hombre. Por ello, es importante que cada vez que se vean conductas que puedan hacer que se sospeche de un TCA se intente dar la mano rápidamente, puesto que cuanto más pasa el tiempo más difícil es sacar el del hoyo a la persona que ha caído en ‘Ana’ y ‘Mía’.
La valentía para poder salir de este pozo reside en quien intenta huir de la enfermedad y de quien intenta ayudar a la persona a la que está viendo deteriorarse. Esta lucha debe acabar; los TCA deben terminar. Mucho ánimo en el camino.
2 comentarios
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La excessiva cosificación y la aceptación de cánones morales que contunden continente y contenido llevan a situaciones extremas. Ana y Mia son la máxima expresión de la simplicidad y la falta de humanidad de la sociedad de comunicació consumo
Las revistas Ana y Mia no solo son perjudiciales porque blanquean e incluso promueve los TCA, son extremadamente perjudiciales porque fomentan la incultura y el cazurrismo tan propio de este país.