Esta semana ha tenido lugar el debate del estado de la Comunidad y debo decir que cada día me resulta más difícil entender la utilidad real del mismo. Tradicionalmente este tipo de debates se suelen utilizar como escaparate mediático de propuestas de futuro que en su mayoría nunca llegarán a hacerse realidad y como escenario en el que recordar alguna cosa que se haya hecho en el último año, eso por parte del partido que está gobernando y, en el caso de los que están en la oposición como escenario para hacer un recuento de buena parte, que no todo, de lo que está por hacer, independientemente de que por su parte tampoco lo resolvieran cuando gobernaron.
Como verán todo es muy poco práctico y cada día despierta menos interés entre la sociedad de las islas. También parece evidente que un debate de este tipo, suele utilizarse para lanzar algunas bombas mediáticas con el claro objetivo de minimizar cuestiones que realmente son importantes para el conjunto de los ciudadanos, si bien resultan incomodas para los políticos. Y en este sentido el debate del estado de la Comunidad de este año, se ha ajustado a este tipo de patrón.
Estos plenos se inician con una primera intervención de la Presidencia del Govern, sigue a esta el correspondiente debate entre todos los grupos parlamentarios y se cierra con la defensa y votación de numerosas propuestas de resolución de todos ellos. Estas propuestas de resolución en realidad no son más que listados de deseos de los diversos partidos políticos y reclamaciones a instancias políticas superiores, siempre que estas no sean de tu mismo color político claro.
Pero si el debate sobre cuál es el estado real de nuestra Comunidad Autónoma es totalmente ficticio y está a años luz de debatir problemas actuales o enquistados y, más lejos todavía de aportar ideas o propuestas practicas y efectivas para solventar los citados problemas; resulta todavía más inútil el debate de las propuestas de resolución y su hipotético rechazo o aprobación. Y ello es así debido a que ni tan siquiera aquellas que hayan sido debidamente aprobadas por mayoría o por unanimidad, deberán ser cumplidas obligatoriamente por quienes gobiernan. No son más que brindis al sol, sin efectividad ninguna.
Por otra parte, quiero volver ahora al tema de utilizar los anuncios de futuro para plantar una cortina de humo, que difumine al máximo los problemas reales sin resolver. Y en esta línea vale la pena citar el anuncio a bombo y platillo de la financiación por parte del Govern del proyecto de reforma de la E-10 o primer cinturón de ronda en Eivissa, un proyecto valorado en unos 13 millones de euros. Evidentemente esta noticia, muy aplaudida por buena parte de los diputados ibicencos, se lanza como prueba del inmenso interés que desde Palma se tiene en mejorar la movilidad de los ibicencos. Pero nadie puede olvidar el indecente maltrato que cada año se produce en los presupuestos de la Comunidad en esta materia, ya que el presupuesto integro de la Conselleria de Mobilitat, se invierte en tren y bus en Mallorca, haciendo llegar por otra vía unas miserables migajas a las Pitiusas. Un ejemplo muy claro es lo que se acaba de anunciar, 13 millones para Eivissa y 690 para un proyecto de tren en Mallorca.
Pero pongamos un nuevo ejemplo de otra llamativa noticia que enmascara la realidad. La Presidenta del Govern ha anunciado una próxima subida del Impuesto del Turismo Sostenible. Vayamos por partes, resaltar en primer lugar que cuando se implantó el citado impuesto, el PP se alineó con el sector hotelero en contra del mismo, reclamando su inmediata retirada. Ahora no solo lo mantiene y se ha olvidado ya de abolirlo, sino que lo incrementa. ¿Dónde queda la coherencia?
Y lo que ya resulta absolutamente kafkiano, es el argumento utilizado para justificar este incremento impositivo por parte de un Govern que en teoría debía reducir la fiscalidad que se aplica en las islas. El argumento en cuestión, no es otro que se incrementará este impuesto para frenar la saturación turística en los meses de mayor actividad del verano. Con ello no hace más que reconocer que con esta medida pretende hacer desistir a los posibles visitantes. ¿A quién se debería acusar ahora de turismofobia?
Para luchar contra la saturación turística, lo más urgente es acabar como sea con los alquileres turísticos ilegales, ya que son estos los principales causantes de dicha saturación. No debe olvidar la Presidenta ni su Govern, que la cantidad de plazas ilegales que se comercializan, es equivalente a la de plazas regularizadas. Además estas estancias turísticas ilegales, no pagan en ningún caso el citado Impuesto Turístico.
Tanto en la Conselleria de Hisenda, como en la de Turisme, andan muy perdidos, o lo que es peor toman a los ciudadanos de las islas por tontos a los que se puede mentir descaradamente. Déjense de anuncios en plenos inútiles y estériles y pónganse a trabajar de verdad para resolver los problemas de vivienda, saturación turística o movilidad terrestre que sufrimos aquí.