Hay un dicho muy español que dice que teta y sopa no cabe en la boca. Y otro que el que mucho abarca poco aprieta. O incluso, un tercero que afirma que nunca llueve a gusto de todos. Y una vez más nuestro refranero tradicional da en el clavo si observamos nuestra realidad más cercana.
Este fin de semana se celebra en la ciudad de Ibiza un triatlón de media distancia que lleva por nombre Ibiza T100 Pro Race. Según los expertos en la materia se trata de la quinta prueba puntuable del T100 Triathlon World Tour y aterriza en nuestra isla tras su paso por otros lugares del mundo como Miami, Singapur, San Francisco y Londres y como se trata de un evento de gran magnitud fue presentado a bombo y platillo en el Baluard de Santa Llúcia con amplia presencia de representantes políticos y de las distintas entidades organizadoras junto a algunos de los triatletas participantes. Y allí todo fueron buenas palabras para una competición que seguramente marcará un antes y un después en la historia de nuestra isla, que servirá, como aseguró el conseller insular Salvador Losa, «para proyectar al mundo una imagen de Ibiza como escenario de grandes pruebas deportivas más allá de un simple destino de sol, playa y ocio», y que la colocará en el mapa internacional de un deporte tan practicado y con tantos seguidores como es el triatlón. Y que, como afirmó la concejala de deportes del Ayuntamiento de Ibiza, Ana Ferrer, «será inolvidable tanto para quienes compiten como para quienes animen desde la orilla y la calle» o, como se mostró convencido el concejal de deportes y fiestas del Ayuntamiento de Santa Eulària Ramón Marí «será un gran espectáculo y también un gran impulso para el deporte base ya que este tipo de competiciones enganchan y hacen que la gente viva de verdad el deporte».
Seguro que todo eso será verdad y es enternecedor ver tanta pasión a la hora de defender una prueba deportiva, pero no podemos olvidar que como cantaba Joan Manuel Serrat, «detrás de la gente siempre está la gente con sus pequeños temas, sus pequeños problemas, sus pequeños amores, sus pequeños sueldos, sus pequeñas campañas, sus pequeñas hazañas y sus pequeños errores»… y que nos guste o no… «cada uno a su manera detrás estamos todos, usted, yo y el de enfrente» y eso sería bueno que no lo olvidáramos. Porque es genial querer albergar una prueba como la Ibiza T100 Pro Race pero también hay que ser conscientes de que somos lo que somos. Que vivimos en una isla con unos kilómetros cuadrados concretos de espacio, ni más ni menos, y que vivimos rodeados de mar para bien o para mal. Y que si organizamos una prueba de tal magnitud también tenemos que ser conscientes que todo esto trae acarreado una gran cantidad de problemas para unos residentes ya demasiado hastiados por la intensidad de una temporada de verano como la que llevamos.
Porque si somos sinceros y realistas al casi cien por cien del común de los mortales que vive en la isla de Ibiza esta prueba por importante que sea le deja completamente indiferente y porque desgraciadamente los nombres de Taylor Knibb, Lucy Charles-Barcley, Flora Duffy, Alistair Bronwlee, Sam Laidlow o los españoles Antonio Benito o Sara Pérez no les sonarán de nada. Es más, si nos ponemos puristas, para casi todo el mundo, el Ibiza T100 Pro Race más que beneficio solo genera problemas ya que, además, viendo los cortes de tráfico y las restricciones de aparcamiento previstas, tampoco será fácil poder acercarse a una playa o a un tramo de carretera para ver pasar durante unos segundos a los corredores de turno.
Seguramente estaré hablando desde el desconocimiento y los expertos me podrán iluminar asegurándome y demostrándome con cifras y datos que todo esto no es así y que tenemos que ir más allá, tener una mirada global, y ser conscientes de que todo esto nos ayudará en un futuro por más que esté convencido de que seguimos dando pasos para acabar muriendo de éxito. En definitiva, que aunque piense que hay cosas que aquí no se pueden celebrar por un tema de espacio físico, tengo que tener paciencia y calma porque todo esto es bueno para la isla y porque esto seguramente me acabará repercutiendo positivamente de alguna manera por más que yo sea de naturaleza incrédula como Santo Tomás. Y que no tengo que enfadarme por más que vuelva a comprobar que los que vienen de fuera acaban por colonizar e invadir nuestra isla mientras aquella calma y tranquilidad de la que me enamoré hace ya más de 15 años casi ya no existe porque la intención es alargar la temporada lo más posible y porque el futuro de nuestra isla pasa por la desestacionalización y por diversificar sectores. Una magnífica idea si no fuera porque una vez más prácticamente nadie piensa en el residente y en que detrás de la gente siempre está la gente.