El 'raor' es una especie de gran tradición pesquera en Baleares y muy valorada a nivel culinario. | ENEKO ASPILLAGA.

Antes de que declaren a Perpinyà persona non grata en Formentera, tengo que llevarlo a pescar raors. En su lucha contra el president Córdoba, que llegó a la política para ganar más dinero –como casi todos, pero él lo confesó lerdamente—, comprobamos como se aprovecha desde las instituciones la falta de educación política para atacar la ironía y degradar la libertad de expresión de un periodista (pues resulta tan fácil, en medio de la pseudocultura woke fomentada por mediocres y perpetuos ofendidos, que el hipócrita vaya de digno y se haga la víctima).

Es lo mismo del sumo mentiroso Sánchez, a quien la libertad de prensa molesta como un tábano cojonero mientras pedalea por Andorra. Desde su retiro y cartita, proyecta una regeneración democrática a la Maduro para mantenerse en el poder. Seguro que cuenta con un comité de expertos para asesorarle en su deriva totalitaria, esta vez un comité real, con Zoteparo de estrella bolivariana, no como aquellos sabios y otras patrañas del confinamiento ilegal, cuando prohibían bañarse en la mar.

Al menos el dictador Franco –el mayor socialista de la historia de España—, podía tener chispas de coña gallega. A Pemán le dijo eso de: «Haga como yo y no se meta en política». Y, por supuesto, aprovechaba cualquier ataque a su persona como un ataque contra España. Lo mismo que muchos presuntos demócratas de hoy que trepan al poder y amenazan al periodista que se suicida en cada columna.

Sí, Perpinyá, vamos a pescar raors por la gozosa Formentera, hagamos ronda de bares y brindemos con sus vinos telúricos. Pediré ayuda a Juan Carlos Rodríguez Tur, que además de buen pescador canta napolitanas que amansan a cualquier fiera corrupia por muy política que sea.